A raíz del estado de alarma decretado ante la situación de emergencia sanitaria provocada por la expansión de la COVID-19, la actividad de investigación de las universidades y los organismos públicos de investigación ha quedado prácticamente paralizada y sólo ahora comienza a volver tímidamente. Todas las investigaciones no consideradas esenciales, que se limitan a las relacionadas directamente con el COVID-19, se han visto afectadas negativamente por dicha parálisis: trabajo experimental paralizado, trabajos de campos cancelados y un largo etcétera.

La paralización de la actividad ha puesto a las investigadoras en una situación imposible dejándolas atrapadas entre las injusticias estructurales y los problemas sobrevenidos por la crisis sanitaria. La financiación y la contratación en investigación se basan en un sistema injusto que prima la competitividad y el productivismo, de modo que conseguir financiación para un proyecto o un contrato de trabajo depende de unas evaluaciones que valoran la capacidad para producir resultados de forma ininterrumpida. Así, esta parada de actividad supone un problema grave, sobre todo para las investigadoras con contratos temporales, puesto que en el sistema actual su empleabilidad depende en gran medida de que puedan finalizar los proyectos en los que están implicadas.

Las medidas adoptadas hasta ahora para afrontar esta situación, que afecta al conjunto del personal temporal, son totalmente insuficientes. Sin embargo, las prórrogas propuestas solo afectan a un número limitado de modalidades contractuales, se restringen a contratos que finalizan en plazos muy concretos y sólo son obligatorias en algunos casos:

Como consecuencia de todo ello, se abre la puerta a que se den situaciones de agravio comparativo entre distintos sectores de este personal y, con ello, a que se generen desigualdades entre unos y otros. Además, las personas cuya posición es más vulnerable – aquellas con contratos asociados a proyecto, que son, por lo general, más precarios, contratados de forma fraudulenta (a media jornada mientras se trabaja a jornada completa), con salarios más bajos y de más corta duración – quedan en una situación de mayor indefensión.

Por todo ello es urgente que se tomen las medidas necesarias para garantizar el 100% del salario y la prórroga de los contratos de obra y servicio y todos aquellos contratos de duración limitada (contratos predoctorales, postdoctorales, PDI, PAS, personal dependiente de empresas subcontratadas, contratos a cargo de proyecto, técnicos de investigación, etc.), de quienes no puedan desarrollar las tareas de su contrato durante el tiempo que se mantengan cerrados sus centros de trabajo.

Asimismo, la falta de regulación del teletrabajo repercute gravemente en todos los y las trabajadores y, con particular impacto, en el PAS. Hablamos de la desaparición, de facto, de la jornada laboral, con videoconferencias y tareas a lo largo de todo el día, con una tendencia cada vez más clara al trabajo por objetivos (con la subsiguiente precarización que implica este), A esto hay que añadir las nulas medidas de conciliación aprobadas por el Gobierno (o te das de baja, o te reduces el salario), con un mayor impacto negativo sobre las mujeres trabajadoras, quienes asumen la principal carga de las tareas de cuidado.

Finalmente, es imprescindible abordar la situación de las trabajadoras de los servicios externalizados, quienes constituyen el sector más precario del sistema español de investigación y universitario. En diferentes universidades y centros de investigación estamos viendo procesos totalmente irregulares, como que desde la dirección se obligue a las trabajadoras a usar sus días de vacaciones durante el confinamiento. Se enfrentan, además, al riesgo de despido y a la falta de medidas de protección. Rectorados y direcciones de los centros de investigación han obviado posicionarse de forma explícita sobre cuál debe ser la actuación de estas empresas, dejando totalmente en desamparo a sus trabajadoras, quienes, pese a no tener una relación laboral directa con la administración pública, no dejan de ser una parte esencial del personal de las universidades y los centros de investigación.

Por lo tanto, EXIGIMOS:

Por todo esto, instamos al conjunto de trabajadoras del sector científico y universitario a luchar por sus derechos, organizándose en su centro de trabajo, y luchar conjuntamente, sea a través de los sindicatos combativos o de asambleas de trabajadoras.

Coordinadora de Investigación y Universidades de la CGT
CNT-València
Col·lectiu de Doctorandes en Lluita
Coordinadora Valenciana de Treballadores de la Ciència
Ciencia para el Pueblo