Matar obedeciendo

Asesinatos al interior del EZLN

“Nosotros decidimos un buen día hacernos soldados
para que un día no sean necesarios los soldados”
Subcomandante Marcos 24

En los años ochentas, la guerrilla promulga Los Estatutos de las FLN25,los cuales rigen al EZLN. Dichas normas reafirman su carácter bolchevique e instauran una estructura burocrática con jerarquía militar inflexible. Al mismo tiempo se instituye el Tribunal Revolucionario, que tiene a su cargo sancionar las infracciones a través de jueces y fiscales que realizan juicios revolucionarios.

Son numerosas las prohibiciones impuestas a la militancia, que en caso de quebrantarse reciben penas que van desde un regaño hasta la pena de muerte.

En el capítulo décimo de los Estatutos se identifican algunas faltas penalizadas con fusilamiento: Desertar, delatar (“así sea bajo engaño, amenaza o tortura de cualquier índole”), la insubordinación, “fraccionar”, desmoralizar, desobedecer, huir del combate, abandonar heridos o pertenencias, faltar al respeto, amenazar, no hacer guardia, no cuidar armas, tomar alcohol o drogas, tener prácticas sexuales sin autorización superior, mentir o ocultar información, provocar accidentes o comprometer la seguridad por imprudencia, el machismo y el feminismo …
De esta forma se instituye el terror militar.


Desde que la guerrilla penetra en poblaciones de la Selva Lacandona la vida comunitaria se militariza. Las comunidades indígenas son subordinadas a la estructura militar y pasan a ser reorganizadas bajo la lógica de la clandestinidad. Así se establece una férrea disciplina castrense que obliga a los habitantes a comportarse como lo determina la organización armada.

Para el EZLN la disciplina es fundamental, por eso los indígenas reclutados son obligados a acatar los Estatutos. A las bases de apoyo que desobedecen las normas se les castiga de diversa formas: una amonestación pública, encarcelamiento, el aislamiento comunitario, destierro o la muerte. En caso de que la indisciplina haya sido cometida por un insurgente, las penalizaciones se tornan degradantes: permanecer atado de un árbol, cargar piedras, quedar encerrado por días sin comer ni beber, realizar trabajos forzados (fajinas), pagar multas, la expulsión, o el fusilamiento.

El dominio ejercido por la dirigencia genera tensión e inconformidad en sus bases. A las comunidades se les atomiza e impide relacionarse directamente entre ellas, para evitar coaliciones que amenacen la supremacía de la dirigencia. Cuando un poblado deja de ser sumiso se le aísla, cortando los canales de información, también es desprestigiado, incluso se le niega el acceso a servicios sociales. Lo anterior ocasiona frustración, peleas y rupturas, que debilitan aún más la comunalidad indígena.


Lo funesto del militarismo zapatista puede distinguirse claramente en los acontecimientos de Huitiupán, que a continuación se refieren.

El ejido de Santa Catarina es una localidad tzotzil ubicada en el municipio de Huitiupán. Desde que la comunidad se integra al EZLN, esta se convierte en sede regional de los mandos político-militares. En Enero del 94, la comunidad participa en el levantamiento armado, y posteriormente resiste el acoso del ejército federal. En el contexto de la ofensiva contrainsurgente, aparecen asesinados tres zapatistas de Santa Catarina. La gente del lugar supone que el gobierno es causante de esas muertes, sin embargo, tiempo después se conoce la realidad. Así lo narra una indígena del poblado:

« ... las mujeres están bastante tristes, algunas se enfermaron y hasta murieron como la Camila. Ya no quieren nada, nada del gobierno ni de los zapatistas ni de las ONG. Desde que pasó lo que pasó, la gente desconfía unos de los otros, ya nadie cree en lo que se dice y menos aceptan trabajos para la comunidad, cada uno vela sólo por él mismo. Los hilos y las palabras entre las familias y dentro de las familias, es como si se hubiera roto. Están tristes por los muertos, sus hijos, sus parientes que murieron […] Te acuerdas del David y su hermano, hijos de don Carlos el que era carpintero, ellos junto con otros eran milicianos; era un buen grupo de los jóvenes que se apuntaron de milicianos. Un día muy tempranito los dos hermanos tocaron la campana, llamaron con urgencia a asamblea. Era raro porque no había aviso, pero la gente se arrimó toda a la casa ejidal: ellos muy descompuestos, como si estuvieran tomados, dijeron: Tenemos miedo que nos maten y por eso queremos decir nuestra palabra, para que se tome un acuerdo entre todos de qué vamos a hacer. Después, casi llorando, nos dijeron que los tres hombres de aquí que fueron encontrados muertos el año pasado, no los mató el pinche ejército, nos mandaron a los milicianos que los ajusticiáramos porque estaban agarrando ideas de priísta. Y ahora nos mandan a lo mismo con nuestro tío carnal, con el que vivimos siempre y nos vio cómo crecimos. Es cierto que el viejo se embola y pierde la cabeza, pero no lo queremos matar, no queremos que lo ajusticien no está bien que nos matemos entre nosotros, menos a él que es como nuestro padre. Está bien que lo castiguen, pero que lo maten… ¿Acaso eso quieren los zapatistas en verdad? Dijeron ellos. » Dirigente de las mujeres de Huitiupán. 1999 26

De ese testimonio (y de otros más 27) se desprende que tres personas fueron ejecutadas por órdenes de la dirigencia zapatista. Se les condenó a muerte porque “estaban agarrando ideas de priísta”, lo cual es un eufemismo para indicar que no acataban prohibiciones contempladas en los Estatutos. Los “delitos” cometidos fueron; uno de los ajusticiados se negó a pagar cuota exigida por la organización, el otro acostumbraba ingerir alcohol, y el último era bígamo. Por estas absurdas causas el EZLN quitó la vida a tres de sus miembros.

Para Huitiupán lo peor a penas comenzaba. Cuando las bases zapatistas se enteraron que su dirigencia estaba detrás de los crímenes exigieron justicia. En respuesta, la comandancia destituyó al mando local, sin embargo no hizo nada por reparar el daño causado. La falta de justicia provocó una masacre; se desencadenaron venganzas que acabaron con la vida de numerosas personas, llegando a ser asesinada una familia completa. Los milicianos de Huitiupán formaron bandas criminales que aterrorizaron la región. El alcoholismo y la drogadicción se generalizaron. Con la vida comunal desgarrada, el EZLN decide marcharse de la región, desentendiéndose del conflicto que ocasionó y dejando por legado una pila cadáveres. Así se extinguió el municipio autónomo de Huitiupán.

Estos hechos dejan ver que la estructura militar zapatista ejerce un dominio total sobre las comunidades, y que aplica castigos extremos sin justificación alguna.


Debe ser tanto el descontento ocasionado por el militarismo guerrillero que, en el año 2003, el EZLN decidió crear los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, con la finalidad de evitar la intromisión de mandos militares en la vida comunitaria. Se pretendía excluir el militarismo de la vida orgánica en las comunidades. Aparentemente el EZLN asumió que su verticalismo era nocivo, e hizo manifiesta su disposición a modificarlo. No obstante, la medida resultó ser otra simulación, ya que la dirigencia zapatista continúa subordinando a sus bases de apoyo.


Para constatar que los mandos continúan agandallando a las comunidades, basta conocer un caso reciente de desplazamiento forzado.

Aconteció que, en el año 2017, una familia zapatista fue amenazada de muerte y desterrada de su comunidad por órdenes de la comandancia del EZLN. El caso hubiera sido silenciado si no fuera por la intervención de defensores de derechos humanos y del mismo fundador del EZLN; el comandante Germán. Aquí la denuncia:

« […] “La tristeza que nos aflige, que nos convoca a estas palabras, tiene un nombre: Amalia. Ella es una mujer indígena, de 38 años, madre de nueve hijos, joven abuela de dos criaturas. Su esposo, su familia entera, como tantas otras, participaron en la silenciosa conspiración insurrecta que condujo al primero de enero de 1994. Amalia presentó problemas de salud a inicios del 2016; la salud le fue negada en los servicios autónomos, por motivaciones políticas. Fue necesario trasladarla a la ciudad de Monterrey para que fuera atendida. ...
Al regreso a su pueblo, comenzaron las acusaciones en contra de ambos compañeros: de ser progobierno ... Sin más justificación que la fuerza, a mediados de julio fueron expulsados de su comunidad, por parte de las autoridades autónomas, en obediencia a los dictados de ‘la comandancia’. Desde entonces, viven desplazados en otra ciudad, lejos de su tierra, de sus familias, de sus pertenencias, de su espacio de trabajo y vida. […] »
La Casa de Todas y Todos.28

Inclusive, autoridades zapatistas hostigaron a los hijos de la familia desplazada. A continuación testimonio de una de las niñas:

« Cuando salieron mis papás, empezaron a robar todo lo que había en mi casa, no respetaban que estaba ahí. Entraban los vecinos, cualquiera podía entrar. Tengo un hermano casado y yo me iba para allá y la gente me decía; te van a matar, ni va a alcanzar para la gente, te van a hacer pedacitos. Yo me sentía muy triste porque estoy viendo como me molestan. Pablo que es responsable local autoridad me decía que me van a matar. » Entrevista con niña desplazada29

En el referido caso se observa que, en la actualidad, el neozapatismo continúa haciendo uso de castigos extremos; las amenazas de muerte y desmembramiento, contra una menor de edad, reafirman que los asesinatos siguen aplicándose al interior del EZLN.

Otro punto significante es que toda la comunidad intervino, por acción u omisión, en el destierro de la familia. La expulsión fue acordada colectivamente a través de una asamblea coaccionada por la estructura militar. Participaron, de forma activa, tanto autoridades autónomas como mandos militares. Todo el poder del zapatismo contra una familia, cuyo delito fue tener cercanía con los mandos históricos del EZLN (que han sido segregados de la organización). Se trata de una venganza por disentir.


El incidente de Tía Amalia no es excepcional, existen más casos de agresiones de los mandos contra sus bases, como lo sucedido en el ejido Hermosillo.

En el año 2019, la comunidad zapatista Hermosillo fue invadida por tropas del EZLN. Decenas de milicianos, armados con palos, irrumpieron en el poblado para expulsar a gente solidaria recibida en la comunidad por acuerdo asambleario. El jefe militar, un teniente coronel, ordena echar a los visitantes. La comunidad reclama respeto a su autonomía, ante lo que el mando responde con amenazas. Acá los testimonios:

« A las 02:30 AM del día 2 de enero de 2019, alrededor de 80 hombres armados con palos (que ellos llamaron “bastón”) llegaron a la comunidad y rodearon la vivienda donde se encontraban los talleristas. Uno de los hombres armados que luego se identificó como el Teniente Coronel Federico del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue quien ordenó irrumpir en la casa donde estaban durmiendo, exigiendo la salida inmediata de los talleristas.

Ante el intento de expulsión, gran parte de la comunidad (que ya habían escuchado gritos en la comunidad), se agrupó y una mujer le dijo al grupo agresor: “Nosotros no queremos problemas, pero tenemos una ley interna. Tenemos derechos, nosotros no estamos provocando problemas. Queremos libertad para todos. Nosotros no les impedimos nada a ustedes” (sic). Otro señor de la comunidad abundó: “Nosotros sabemos el acuerdo. Si ustedes quieren provocar, está bien” (sic).

Posteriormente, el Teniente Coronel Federico exigió a las tres personas talleristas invitadas, que se fueran inmediatamante, un habitante de la comunidad respondió: “No son tres, somos pueblo” (sic).
Siguieron varios minutos de negociación entre la comunidad y el Teniente Federico, quien lanzaba acusaciones en contra de un tal Germán (que no estaba ahí) y retaba a los talleristas: “Lo que quieran entonces, y como lo quieran entonces” Y agregó: “Se los advertimos a los tres, es la última. No vuelvan, porque si vuelven… (entre amenazas) ….si estos quieren defender, lo pueden hacer. Aquí estamos” (sic).
Una persona de la comunidad se dirigió al Teniente Federico y le dijo: “El ejército que tienes detrás está armado. Si quieres hablar, es civil. Ahí está casa ejidal, si vas a hablar es civil” (sic). A lo que el Teniente Federico respondió con retos “Lo pueden defender con armas o con las manos, pero ya” (sic). A lo que miembros de la comunidad le contestaron: “aquí el pueblo manda” (sic). »
Observatorio Mexicano de Derechos Humanos 30

En este asunto se aprecia que la autonomía comunitaria se encuentra doblegada ante la voluntad militar, además revela que personas civiles ajenas a la organización armada son obligadas a someterse.


Desde sus orígenes, el neozapatismo ha estado marcado por el fratricidio. Cuando se hacían llamar FLN los ajusticiamientos eran habituales, luego, al nombrarse como EZLN los hechos de sangre se multiplicaron.
La historiadora Adela Cedillo refiere que el insurgente nombrado Benjamín fue eliminado por indisciplina. Benjamín fue de la primera generación de niños que se integró a la guerrilla. Participó en la fundación del campamento inicial en la selva, allá por el año de 1983. Toda su vida la dedicó a la organización zapatista. Sin embargo, nada de lo anterior impidió que sus camaradas lo asesinaran.

El EZLN, cual si fuera Saturno, devora a sus hijos para conservar el Poder.


La existencia de un “ejército popular” solo tiene sentido, si realiza la “guerra revolucionaria”. En la actualidad, la estructura militar guerrillera no tiene razón de ser.

Antes de que el EZLN se instalara en la Selva Lacandona, la gente llevaba a cabo la autodefensa armada; en toda la región los campesinos supieron enfrentarse con eficacia a pistoleros, policías y militares. Sin embargo, luego de constituido el Ejército Zapatista, las comunidades quedaron desprotegidas; cuando era necesaria la intervención de la guerrilla para defender a la gente, el EZLN decidió no actuar. Como ocurrió en Acteal y en El Bosque.

Durante la matanza de Acteal, en donde paramilitares asesinaron a 45 personas en una ermita, los mandos zapatistas nada hicieron por ayudar a los indígenas que eran masacrados. La jefatura guerrillera supo del inminente ataque paramilitar, incluso permaneció inmutable durante las horas que duró la masacre (a pesar de escuchar la balacera). El EZLN se replegó, pues las víctimas no eran sus militantes, sino miembros de la organización de Las Abejas. La guerrilla los dejó morir, a pesar de ser sus aliados. 31

En el municipio de El Bosque, se hizo patente que la estructura guerrillera es un estorbo para las comunidades. En el año 1998, el ejército federal invadió los poblados zapatistas de Chavajeval y Unión Progreso, más de mil soldados con armamento pesado atacaron a la población. Las bases de apoyo y los milicianos decidieron enfrentarlos con las armas, y lograron hacer retroceder a los guachos, incluso les derribaron un helicóptero artillado. Pero la comandancia zapatista no autorizó el combate, no convenía a sus intereses políticos, así que las tropas guerrilleras entraron a la región, no para apoyar a la población, sino para reprenderla y obligarla a detener la contraofensiva. Los insurrectos fueron forzados a deponer las armas y a marcharse, lo cual ocasionó que los soldados tomaran los poblados y realizaran una masacre. 32


Lo contradictorio es que el EZLN se niega a desarticular su estructura militar, a pesar de haber adoptado una estrategia pacifista. Los mandos zapatistas afirman insistentemente que han abandonado la lucha armada, aunque conservan su armamento. Es evidente que si tales armas no apuntan contra el enemigo es porque tienen en la mira a sus propios compañeros de organización. Ahora, esas armas se han constituido en el principal elemento para someter a su militancia.

Es como si el EZLN estuviera domesticando a sus bases sociales, personas que por instinto eran rebeldes, ahora parecen desnaturalizadas aceptando resignadamente los dictados de su dirigencia. Tanto se han esforzado los jefes zapatistas por contener la insurrección, que asemejan ser bomberos extinguiendo el fuego de la revuelta.

Notas:

24. Fragmento de comunicado firmado por el subcomandante Marcos. 5 de Marzo de 1994.
25. El 6 de agosto de 1980 el buró político de las FLN conmemora el onceavo aniversario de la organización con Los Estatutos de las FLN, para normar la vida orgánica. Dicho documento se encuentra en el Archivo General de la Nación: “Estatutos de las FLN”, 27 de noviembre de 1980. Citado por A. Cedillo en El Suspiro del Silencio.
26. Testimonio tomado del libro Sobre las profundidades del mandar obedeciendo. Mercedes Olivera.
27. Mercedes Olivera reúne, en Sobre las profundidades del mandar obedeciendo, testimonios de habitantes de Huitiupán referentes a los hechos violentos que desgarraron la localidad.
28. “La Casa de Todas y Todos“ fue originalmente un sitio clandestino de las FLN, actualmente es un espacio cultural vinculado con el comandante Germán y familiares de desaparecidos de esa organización. El fragmento fue tomado de la publicación “Siempre con el agredido, nunca con el agresor” del sitio web La Casa de Todas y Todos. Septiembre de 2017.
29. Tomado del video “Amalia y su familia”.
30. El OMDH es un organismo integrado por familiares de desaparecidos de las FLN y simpatizantes del EZLN en la ciudad de Monterrey. El fragmento fue tomado de Denuncia Pública. Observatorio Mexicano de Derechos Humanos. Nuevo León. 22 Enero 2019.
31. Al respecto consúltese el texto Acteal, entre el duelo y la lucha. Frayba.
32. Una crónica de lo sucedido se publicó en el periódico La Jornada; Atacan el poblado zapatista de El Bosque; 9 muertos. 11 de Junio de 1998.