La banalización postmoderna del escrache no es la mejor manera de hablar sobre violencia entre lesbianas

un escrito para una revista chilena

Una perspectiva crítica sobre la misoginia virtual, la lesbofobia, punitivismo y banalización postmoderna del escrache en el movimiento feminista – un intento de dialogo constructivo y propositivo sobre la violencia entre lesbianas

por Jan *

Procuro con este escrito abrir el diálogo y demostrar el despretígio que genera a la comunidad lésbica la estigmatización de lesbianas y relaciones lesbianas con términos maniqueístas y graves que buscan eternizar la identidad de ‘agresora’, ‘abusiva’ u otros términos políticamente equivocados en una mujer, en un tratamiento punitivista y ignorante del tema de la violencia entre lesbianas. Esto se encuentra también en el marco de las nuevas modalidades de violencias que la anonimidad de la Internet permite. 1

En el movimento feminista se ve ahora la exposición políticamente irresponsable y destructiva de lesbianas –activistas o no– de maneras cuestionables y violentas. Veo en sí la exposición y el dudoso escrache hacia mujeres/lesbianas como algo problemático y un equívoco político. Intento analizar el contexto que permite eso, que es el de lesbofobia, misoginia/rivalidad entre mujeres, impacto negativo de las teorías postmodernas y queer en las comunidades feministas/lesbicas, patriarcado.

La destrucción psicologica de una lesbiana no contribuye en nada para cualquier debate sobre relaciones lésbicas complicadas ni para una mirada hacia sus subjetividades. No propone un abordaje profundo de este tema o cuidadoso con las lesbianas como un todo.

La destrucción y exclusión, aislamiento, estigmatización de las personas suficientemente excluídas como las lesbianas, sacadas por el ostracismo de un contexto colectivo de sobrevivencia y de lucha, no ‘limpia’ este movimiento de cualquier “Mal” que esta persona encarnaria supuestamente de manera ‘esencialista’, como vienen presentandonos los superficiales debates sobre violencia en relaciones lesbicas. No proponen nada, no proponen un trabajo, prevención y no creen que una pueda autocriticarse y construirse de manera distinta. La exposición en denuncias iresponsables no es nada más que una violencia virtual y de grupo hacia una persona elegida como ‘chivo expiatorio’, donde las demás expían sus males y sus culpas creyendo que al castigar se puede entonces sentirse pura y santa, moralmente superior, libre de errores. El aislamiento y ostracización de una lesbiana solamente la vulnera aun más.

Exponer una lesbiana es exponer a todas las lesbianas. Toda lesbiana butch 2 (no feminizada) discriminada, tomada como ‘la machona de la relación’ o difamada como ‘alguien que quiere copiar de un varón’, toda lesbiana demonizada como predadora por una sociedad heterosexista, por el odio social hacia lesbianas.

Cuando expones a una lesbiana como ‘agresora’ o ‘abusadora’ esto solamente refuerza estereotipos heterosexuales y los prejuicios lesbofóbicos sobre nosotras. Estereotipos historicos como lo de la lesbiana predadora, maníaca sexual, loca, molestadora, corruptora de jóvenes. Es la comparación heterosexista constante de lesbianas con hombres, la visión de que son machonas, copias de varones. 3

Una acusación la define de por vida, no permite que pueda ser nada más que aquello que negativamente se la etiqueta, reduce todo su ser a un estigma, apaga toda su historia o contribuciones, destruye la historia de mujeres. 4 Monstrifica y criminaliza, vivencia que ya se sufre socialmente. En un mundo de dificultades económicas que lesbianas enfrentan, una denuncia irresponsable puede precarizarla aun más.

Lo que permite el debate hecho en términos tan descuidados es justamente la colonización heterosexual de la mentalidad de muchas lesbianas y feministas. Solamente lesbianas heterocentradas, que no se encuentran en verdadero compromiso con las lesbianas, pueden depreciar lesbianas de esta manera y dejar de tener empatia com las lesbianas a este punto. Lesbianas y feministas heterocentradas sin compromiso político y ético con las lesbianas, como por ejemplo aquellas comprometidas con las políticas queer, o las feministas enrolladas en la misoginia y feminidad, que viven en un universo sinfín de hostilidad y excesivo juzgamiento con otras mujeres.

La lesbiana vive una condición que llamo de “Soledad Lésbica” 5 – Soledad que es politica, social, cultural, familiar, afectiva, militante. Esa soledad lleva a una condición de resistencia pero también dificultades emocionales y de autoestima, que se ve en sus relaciones. El aislamiento y destrucción de reputación solamente promueve más soledad lesbiana, más lesbofobia, su destrucción como persona, su asesinato político y social. Y eso me parece que no tiene por interés genuino el planteamiento del problema o la proposición, la apuesta en las lesbianas, que son capaces de replantearse. No oferece la posibilidad de reflexión y desconstrucción, aprendizaje, ni de reflexión colectiva y aportes constructivos para nuestro movimiento.

El punivitismo viene de la sociedad penal y Cristiana, de la justicia patriarcal establecida desde el evento de la quema de las brujas como pecaminosas, chivos expiatorios, encarnaciones del Mal, amenazas. 6 Quemamos a algunas lesbianas como brujas y putas, para que otras puedan ser las puras y santas. Nuevamente, se dividen a las mujeres entre putas y santas, como lo hace la misoginia.

No es mi intención con la escritura de este texto deslegitimar historias graves y dificiles de relaciones entre lesbianas ni siquiera generalizar los casos. Si mi intento es de abrir el dialogo y pensar gestiones. Creo que las comunidades lésbicas pueden ser más creativas y inteligentes que la utilización de la violencia hacia otras lesbianas del movimiento de una manera destructiva, persecutoria. Tampoco creo que todos casos son iguales y que se puede generalizar una lectura única.
No veo la violencia construir nada en términos de una solución a este problema, sólo veo destruir a personas creativas y potentes que pueden cambiar y revisarse. Creo que el linchamiento además es clasista, porque dificilmente una lesbiana sin acceso al feminismo tuvo la oportunidad de reconocer la internalización de lógicas patriarcales, lo mismo que haya una feminista con información no quiere decir que tenga un trabajo interno o que no tenga procesos emocionales jodidos, aun más con las historias familiares y de vida que cargamos, marcadas por abusos, violencias y tiranías. Creo que somos capaces de crear alternativas y herramientas, metodologías, talleres, información y maneras muy más saludables de abordar eso, llevando en cuenta las lesbianas como un todo.

Es necesario recordar la importancia política de la herramienta del escrache en la historia feminista y cuidarla. Entender con qué propósito surgió. El escrache vino como alternativa al enfrentamiento de la violencia masculina, pues las mujeres no pueden contar con las leyes o la justicia patriarcal burguesa. Es una herramienta valiosa creada en la lucha feminista. Aplicarlo hacia mujeres es postmodernismo y un deservicio, una irresponsabilidad política.

El escrache contra agresores lo creamos para confrontar las atrocidades cometidas por hombres, nuestros opresores de clase sexual, con los cuales no hay un dialogo real y posible sobre la violencia que cometen porque difícilmente la cambian, ya que su violencia no es un tema individual o psicológico y si una politica de dominación, una situación sistemática de poder, mecanismo estructural necesario a la supremacia masculina, por lo cual garantizan su dominación.

La palabra ‘agresor’ fue creada para nombrar la violencia masculina y su sujeto, un logro histórico. Esa posición estructural de poder que el hombre ocupa, de parte de la clase sexual opresora, la mujer no la ocupa. Las mujeres no tienen posición de poder estructural, no pueden oprimir a los hombres, ni son los opresores estructurales. Esto es lo que llamo de concepción materialista de género en la teoría feminista radical, donde género es una jerarquía y no una identidad fluída y elegida, cambiante y ‘múltiple’ del queer. Los lugares de poder estan claros en esta perspectiva.

La palabra ‘agresor’ es útil y revolucionaria para nombrarmos las acciones de nuestro enemigo: EL MACHO. Los hombres son nuestros opresores estructurales. ELLOS SON EL PROBLEMA, NO LAS LESBIANAS. Son ellos los responsables mundiales por los feminicidios, matrimonios de niñas, tráfico de mujeres, prostitución, abusos, asesinatos, violaciones correctivas, pornografía violenta, esclavitud sexual, mutilación del clítoris, apedreamiento de adúlteras, prostitución infantil, violencia doméstica, obstétrica, abortos inseguros y otros actos de terrorismo masculino. Son ellos que mantienen y crearon las guerras, los ecocidios, las policías y militarismo, los genocidios, la matanza de indígenas, los abusos y explotación de animales, la extinción de especies, las industrias, el imperialismo, la xenofobia, el racismo, el capitalismo, la desigualdad social, todo un regimen de muerte. Las agresiones masculinas son una política sexual que está destruyendo al planeta.
Poner lesbianas como ‘agresoras’ o ‘abusadoras’ solamente invisibiliza esta campaña milenaria de odio de los hombres hacia las mujeres, una guerra real, y nos distrae con asuntos postmodernos.
La propuesta de la exposición destructiva de lesbianas es tratar lesbianas igual que a varones, como si fueran comparables las lesbianas que hayan cometido errores en sus relaciones pasadas o presentes, y los machos que nos pegan, matan, trafican, tratan, genocidan, torturan y VIOLAN. Es una comparación lesbofóbica y un equívoco político.
El escrache lo hacemos con hombres porque es difícil que se revisen, una vez que tienen privilegio masculino y no dejarán el lugar de Poder. No me parece justo que quieran exponer una lesbiana sin intentar antes, en un diálogo, saber si ella quiere revisarse, repensarse, autocriticarse y cambiar. Sin analizar si hubo referenciales o discusiones que hayan promovido la prevención, la información, el debate y concientización.

Las mujeres no son el opresor estructural. Yo no creo que el escrache hacia mujeres es el mejor instrumento para realizar la conversación y trabajo activista sobre relaciones no positivas o no saludables entre lesbianas. Este es un tema sobre el desafío de la construcción de nuestras comunidades, de crear Otra cultura. El desafío de empezar una historia de mujeres, otros valores, y una ética lesbiana de vida. No es simple, después de milenios de Patriarcado, crear relaciones y lógicas radicalmente distintas.
Creo que mujeres pueden tener posiciones de poder estructural sobre otras mujeres, derivadas de raza, clase, edad, y otros desequilibrios en la relación. Todavía creo que esas diferencias son más posibles de equilibrar en las relaciones lésbicas que en heterosexuales. Las diferencias entre mujeres no son algo que imposibilita la relación entre ellas, si se propone reflexionar sobre ellas. Creo que el tema está en reconocer el poder que tenemos y responsabilizarse de él, y así caminar hacia el equilibrio de poder en la relación. Audre Lorde dice algo muy sabio, no solamente sobre este tema, sino también da soluciones para los temas de opresión, y dialoga con este artículo: "Diez años de convivencia como pareja lesbiana interracial nos han enseñado los peligros que entraña una perspectiva excesivamente simplista sobre el carácter y las soluciones de cualquier tipo de opresión, así como el peligro inherente a toda visión incompleta. Cada una de las líneas que escribo proclama que no hay soluciones fáciles " (La hermana extranjera, 1984).

Yo propongo cambiar las palabras. Prefiero utilizar el término ‘relaciones no saludables’ o ‘relaciones problemáticas’ porque lo veo más cuidadoso con las lesbianas y su complejidad, con su realidad lésbica. Y cuida el debate sobre las violencias masculinas, no igualiza esas realidades, mantiene la denuncia de las acciones sistemáticas de la clase masculina y propone la sanación y cuidado de nuestras comunidades lésbicas y de las lesbianas.

Apuesto por una perspectiva lesbocentrada, de renombrar, de crear un lenguaje propio, un lenguaje lésbico, para referirnos a nuestras cuestiones. Utilizar y crear herramientas teóricas lésbicas para hablar de eso, desde una ética lesbica, de amor hacia lesbianas.

Las relaciones lésbicas exigen otro abordaje, pues no son como las relaciones heterosexuales, hay muchas diferencias vivenciales y no es una relación ESTRUCTURAL de poder como la de hombre-mujer. Además, al no realizar un análisis lésbico de las relaciones afectivas entre lesbianas, estamos desapareciendo a las lesbianas nuevamente, apagándolas con versiones heterosexuales de la realidad lésbica.

Acoger a las lesbianas es acoger nuestras dificultades, porque difícilmente tenemos relaciones perfectas desde nuestras historias personales y nuestras construcciones en una sociedad patriarcal. Creciendo en una sociedad desigual y de dominación, tenemos el desafío de revisarnos constantemente. Viviendo en una sociedad lesbofóbica, es difícil que hayamos vivido relaciones totalmente saludables, cuando ni siquiera nuestros Yos son saludables por temas como opresión heterosexista, estética, sexista, racista, familista, etc. Es necesario ver el impacto de nuestras opresiones en nuestras afectividades y oferecernos la posibilidad histórica de sanarnos y de trabajarnos de manera radical, es decir, profunda.

Necesitamos comprender las vidas lésbicas, reflexionar sobre nosotras mismas como práctica constante, pero con cuidado y empatia, tomando siempre el contexto lésbico y analizando con herramientas teóricas lésbicas, pues necesitamos de otro análisis sobre nuestras vivencias que no se basen en el feminismo heterosexual, que no lleven a lecturas heterocentradas que invisibilizan la existencia lésbica.

Buscamos al activismo feminista y lésbico, así como la politización, vivir otros valores, justamente porque nuestras vidas no son perfectas moralmente ni personalmente. Ser feminista no significa ser un Ser etéreo y perfecto. Sin temporalidad, sin pasado, sin construcción, sin crecimiento, sin PROCESOS personales. Podemos manejar conflictos y dificultades entre lesbianas de otra manera, utilizarlos como oportunidad de aprender, crecer, mejorar nuestras comunidades.

¿Cuál es el costo en términos de política feminista de que se banalicen y se disuelvan términos como ‘abuso’, ‘violación’, ‘agresión’, empleados en contra de las otras de una manera descuidada, apelativa, generalizada, sin cuidado con qué significan? La difusión irresponsable de denuncias con testigos vagos y superficiales que no proponen un debate, difundiéndolo incluso entre hombres anarquistas y izquierdistas, desmoraliza nuestro movimiento. Veo muy atravesadas, también, las exposiciones, así como los demás conflictos entre feministas, por temas de discordancia teórico-política, o la utilización como manera de atacar activistas radicales, una política reaccionaria hacia feministas radicales 7.

El feminismo liberal/interseccional, queer, anarquista, de izquierda, los heterofeminismos, tienen toda la tolerancia y se proponen a la tarea de enseñar feminismo a hombres, anarquistas, agresores convictos. Pero cre que está bien ostracizar y sentenciar lesbianas sin ningún cuidado, sin oportunidad de dialogo, sin buscar saber lo que ha pasado, sin llevar en cuenta la opresión lesbofóbica, lo que la construye, los temas emocionales que tenga, o cualquier otra cosa que no lleve relaciones lésbicas a que sean perfectas en un heteropatriarcado.

Lo que me lleva a pensar que este debate es una distracción muy típica de las politicas postmodernas por un lado, que disuelven el significado de las palabras y igualiza los géneros apagando la jerarquía de opresión entre ellos, y por otro lado, las políticas interseccionales identitarias, que no miran hacia el enemigo y quedan en problematizaciones obsesivas con oprimidos en debates que se preocupan más con la conducta individual o los ‘privilegios’ reproducidos y cuál es la exclusión de la feminista, y menos con atacar las estructuras de opresión concretas. En eventos queer vemos frases como “Agresorxs no son bienvenidxs” – la ‘x’ es un deservicio al apagar a las mujeres, además de la compulsiva inclusión de hombres, volviendo imposible imaginar una realidad sin ellos. Lo que se trata de una reversión, poniendo mujeres como agresoras de hombres. Entonces está bien que lesbianas sean escrachadas, pero no ven inseguro que hombres estén en espacios feministas. Pues no tienen una mirada materialista de los géneros. Las políticas de identidad/interseccionalidad postmoderna crearon una cultura de odio en el interior del movimiento, que se volvió en una guerra entre identidades oprimidas. Las exposiciones virtuales sacan el objetivo de ataque a las estructuras de poder y entonces, vemos que no se habla más de violencia masculina, y sí de lesbianas ‘agresoras’.

¿Para qué un movimiento feminista sino es para recrearnos como sujetas, cuestionarnos y aprender otras maneras de vivir, más creativas y respetuosas entre nosotras? ¿Necesitaríamos el feminismo si fuéramos las militantes perfectas, que nunca son desempoderadas, que nunca entran en relaciones de maltrato o dependencia, reproduciendo los mitos del amor romantico? ¿Dónde además de él vamos poder confrontarnos al respecto de lo que traemos desde el Patriarcado y nuestras socializaciones? El escrache no ayuda lesbianas a crecer y modificarse. No propone una reflexión sobre el Poder entre lesbianas, no oferece oportunidad de reflexión. Solo promueve el asesinato de lesbianas, es una practica simbólica de feminicidio, pues las condena a la inexistencia.

Me gustaría ver toda esa energía en perseguir lesbianas en parar a los hombres que nos abusan, los hombres que matan, los tipos que pagan por violar, la trata. La exposición de hombres jamás alcanza tal legitimidad. Ellos jamás dejan de ocupar espacios políticos. Es muy fácil ejercer violencia hacia una mujer. El alcance que el rumor tiene se debe a la misoginia, al odio hacia las mujeres. El rumor, la calumnia, son mecanismos patriarcales de eliminación de mujeres/lesbianas rebeldes, de contención de la rebeldía feminista, de eliminación de las lesbianas, y revela la precariedad feminista para resolver conflictos, porque se quedan en la feminidad, en la colonización masculina de las mujeres, la ‘submisión ritualizada’. 8 Los sufren todas las que se salen algo del sistema.

Yo invito a que pensemos sobre eso en términos lésbicos.
Un análisis heterocentrado de las relaciones lesbianas no puede ser comprensiva hacia la complejidad de las existencias lésbicas, ni abrazar esa complejidad.

Yo no creo que hombres puedan cambiar y no voy apostar mis energias a deconstruir varones, ni creo que hombres puedan ser feministas. Pero sí apuesto mi energia a que lesbianas y mujeres puedan cambiar. Mis energías lesbicas son dedicadas a proyectos políticos de separatismo y autonomía lesbiana. Soy una lesbiana que se identifica con las lesbianas, que empatiza con ellas, que las defiende y les cree su potencial, desde una ética lesbiana.

Tengamos estima por las lesbianas y busquemos un abordaje más rico y profundo de las relaciones lésbicas y sus dificultades, que es parte de los desafíos que las lesbianas viven colectivamente.


NOTAS

1 El tema de las violencias virtuales entre feministas fue brillantemente abordado por Rebecca Reilly-Cooper en su escrito “Still Trashing” (“Todavia Destruyendo” en traducción cercana). “Trashing” es el nombre que se dio en las teorias feministas radicales anglosajonas al fenomeno de la violencia entre feministas, también llamada de hostilidad horizontal. El texto se encuentra en portugués en http://radfem.info/ainda-rachando/ y en ingles en https://rebeccarc.com/2015/07/04/still-trashing/. Para entender más sobre el concepto de trashing, yo indico el texto de Jo Freeman “Trashing: El lado oscuro de la sororidad” (Trashing – the ugly side of sisterhood). Esta bueno recordar que el facebook, la red más hostil dentre todas y que viene capturando negativamente al movimiento social como estrategia de control del mismo, fue creado por un hombre agresor con el proposito de exponer ex-novias y difamárlas. De hecho, la exposición de lesbianas en mucho nos recuerda los “porn revenges”, donde hombres exponen chicas virtualmente en videos íntimos que son compartidos por miles de personas, a punto de que sean llevadas al suicídio. De hecho es cómo me he sentido al sufrir el bullying virtual. Me sorprende que llevanten la consigna ‘ni una a menos’ al reproducír prácticas feminicidas.

2 Una teorica que aborda especificamente la opresión butch, asi como la mentalidad heterosexual de muchas feministas, es Bev Jo, una lesbiana separatista estadunidense. Su texto “Supporting butches supports all lesbians” (“Apoyar a las butches es apoyar a todas las lesbianas”) es un referente para esa discusión. Entiendo que el concepto de butch es util por visibilizar a las lesbianas que tienen una vivencia de no conformidad de género, que han hecho desde siempre una resistencia inconciente hacia la imposición de la violencia de la feminización. Esas lesbianas sufren un grado de opresión lesbofobica más contundente por su visibilidad y huída del papel de mujer.

3 Margarita Pisano ha hablado expléndidamente sobre la desaparición de la historia de mujeres que el rumor y las difamaciones, tegiversaciones, y traiciones entre mujeres, terminan por generar, con costos politicos profundos para nosotras. Pisano dice que habitamos el vacío histórico.

4 Margarita Pisano ha hablado sobre los prejuícios en su texto “Secretos, chantajes y rumores – los prejuícios”. Dice ella: “Los prejuícios son chantajes sociales que sirven a los poderosos y sus intereses”.

5 Es una referencia al debate del feminismo negro en torno a la “Soledad de la Mujer Negra”. Creo que lesbianas también viven una soledad, tienen una vivencia de melancolia y una sensacion de aislamiento, sienten mucha necesidad de conocer otras lesbianas y juntarse entre lesbianas, sienten una alienación cultural y vivencial en el mundo heterosexual que es ajeno a ella y con el cual no se identifican, no se reconoce, no ve representaciones de lesbianas en los medios y en la Cultura, el arte, y tiene que crearlo. No es justo aislar a sujetas políticas que se definen justamente por su condición de aislamiento y diferencia radical con la heterorealidad, por su extrañeza hacia esa cultura.

6 Ver “Calibán y la Bruja” de Silvia Federici, que historiciza el surgimiento de la justicia moderna en la quema de las brujas como esencial para fundar la contemporaneidad capitalista.

7 Se llama “Backlash” a la reacción anti-feminista, en la literatura feminista radical. Veo las teorías queer como backlash, anti-feminismo radical, buscando principalmente su difamación y la de las feministas radicales. No es de ahora que activistas queer utilizan la difamación como manera de persecución a feministas radicales y creo que Margarita Pisano y Andrea Franulic han hablado brillantemente sobre el Rumor como contención de la rebeldía feminista y luego, como mecanismo patriarcal.

8 “La feminidad es una serie de comportamientos que son, en su esencia, pura submision ritualizada” Lierre Keith, feminista radical integrante del Deep Green Resistance, organización de ecologismo radical y anti-civilización.
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* Lesbiana radical, activista, vegana, psicoterapeuta feminista, ilustradora. Estudia por cuenta propia las teorias feministas radicales y escribe sobre estes temas as veces pero de manera marginal a la academia.

La ilustración también es mia. Creo que las ratas simbolizan mucho a la lesbianas y mujeres – discriminadas, perseguidas, demonizadas, chivo expiatorio de la humanidad que jode al planeta, culpadas de todos los males, viven como supervivientes y a los margenes de la sociedad. Para mi representa también la mentalidad penal, que castiga a unos como fuentes del Mal, y el tratamiento que recibimos las lesbianas, monstrificadas como demonios por toda la historia patriarcal.

 

gracias Trecelunas por la revision sororaria! <3

 
 

este articulo va a salir en el site autonomiafeminista.cl

 
   

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