"A quién Servís"

Extraído del libro "Hágase la Luz" de Barbara Ann Brennan". Aunque este libro y otros, fueron escritos desde su intención de sanar, ya que se dedica a ello desde hace muchos años, considero que es un gran tratado sobre como actuamos y como podemos ayudarnos en todos los niveles.

*¿A QUIÉN SERVÍS?
Canalizado de Heyoan
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Concentraos y proceded a alinear vuestro campo: conectaos a la Tierra, alineándoos con vuestra misión en la vida o la línea del hara; recorred cada chakra y limpiadlo; llevad vuestra conciencia a través de todos los niveles del campo; y acceded paso a paso al núcleo de vuestro ser. Preguntaos: «¿A quién sirvo? ¿Por qué he venido a la Tierra? ¿Cuál es mi objetivo a corto plazo? ¿En qué consiste mi objetivo a largo plazo?».

Desde la perspectiva del espacio/tiempo continuo, estáis creando de una forma aparentemente lineal, momento a momento. Esas creaciones siguen la trayectoria de vuestra intención. Cada una de vuestras acciones, cada una de vuestras opciones refleja a quién habéis decidido servir. Cuando estáis presentes en el momento de despliegue, permanecéis conectados a vuestras energías internas y a vuestro objetivo interno. Así, vuestras energías creativas emanan de vuestro núcleo despejado. Creáis placer y gozo en vuestra vida. Servís a lo divino que lleváis dentro, a vuestro núcleo.

Cuando no estáis presentes, como cuando adoptáis una defensa, no os conectáis directamente con las energías creativas que emanan de vuestra estrella del núcleo. No servís directamente a vuestro núcleo creativo. Si optáis por «protegeros» adoptando una actitud defensiva, servís la ilusión de que necesitáis una defensa. Ésta os saca fuera del momento de despliegue. Intenta congelar el tiempo para interrumpir o impedir que ocurra algo. La intención de detener el flujo creativo se llama «intención negativa». Es la intención de olvidar.

Parte de vuestra misión en la vida consiste en aprender a deshaceros de vuestra defensa y aprender a estar concentrados dentro de vosotros. Una vez que os hayáis encerrado en vuestra defensa y creéis desde allí, ya que no dejáis de crear estéis donde estéis, crearéis lecciones para aprender. Con el tiempo, esas lecciones os llevarán automáticamente de regreso al núcleo de vuestro ser.

Tales lecciones pueden considerarse como ciclos curativos.

Existís en un sistema de ciclos curativos o de aprendizaje a prueba de fallos. Es un sistema diseñado por vosotros mismos. Cuando echáis la culpa al sistema, os alejáis un paso más de vuestro objetivo interno o intención divina. Se crea otro círculo. El círculo secundario es, por supuesto, otro ciclo curativo. Y en vuestras creaciones, origináis ciclos curativos que pueden considerarse de orden principal o secundario.

En vuestro desplazamiento momento a momento de ida y vuelta entre la clara intención positiva y la intención negativa, primero creáis gozo y luego más ciclos curativos, a través de los cuales accederéis a vuestro proceso curativo. Uno apoya al otro. Cuanto mayor gozo y placer haya en vuestra vida, mayor será el apoyo sobre el que descansaréis en vuestra progresión por los ciclos de curación y aprendizaje. Cuanto mayor sea el aprendizaje, más fe tendréis en vuestros ciclos curativos. Cuantas más cosas realicéis en la vida, mayores serán el placer y el gozo que podéis crear. Así, el proceso gradual de crear vuestra experiencia de la vida os aporta siempre, en último término, más placer y gozo.

Hoy he venido a deciros que vuestros ciclos curativos no tienen por qué ser tan dolorosos. El proceso natural de creación incluye los principios expansivo, contractivo y estático. Muchos de los problemas que tenéis se derivan de no comprender el proceso creativo y no saber cómo ayudaros en el transcurso del mismo. Los nuevos ciclos de aprendizaje que os aguardan resultarán más sencillos si os apoyáis en la verdad del ser; es decir, la verdad de quiénes sois en el momento, qué sois capaces de hacer en ese momento y qué es oportuno hacer en ese momento.

Bajo vuestra incapacidad de permanecer con vosotros mismos en cada momento yace una desconfianza. Pero os resistís a la contracción, asumiendo que será dolorosa.

Contemplad la posibilidad de definir una contracción como acceder o replegarse al interior para llevar todos los tesoros del mundo que habéis tocado cuando os hallabais en el estado de expansión a vuestro ser interno. En la contracción, lleváis esos regalos abajo y los colocáis en vuestro altar interno como reconocimiento de lo que habéis conseguido.

La contracción es reunir esos regalos, reunir esos aprendizajes y presentárselos al niño interno. Es colocarlos sobre el altar del niño interno, que resultó herido mucho tiempo atrás, y decirle: «Mira qué te he traído del mundo externo». Así como un adulto, una madre o un padre, lleva regalos a un niño, una contracción ofrece regalos al niño interno. Una de las grandes tradiciones de esta cultura es que, cuando los padres realizan un viaje, vuelven a casa con un regalo para el niño. Ese obsequio no es sólo para su hijo físico, sino para el niño que llevan dentro. Muchas veces, su niño interno disfruta tanto del regalo como el niño físico, y en ocasiones incluso más, como sin duda habréis experimentado. Así pues, llevad esos obsequios al ser interno.

Si os halláis en una fase de contracción porque acabáis de tener una experiencia vital muy expansiva o un aprendizaje intenso, permitíos aprender de la contracción. Si experimentáis dolor, dejad que éste sea el maestro. No os escondáis, no os encerréis en una defensa que os haga permanecer ocultos. Si debéis realizar un trabajo, hacedlo desde ese lugar. Si sois el maestro, enseñas desde ese lugar. Si os escondéis, vuestra labor no expresará vuestra esencia. No será completa. Si renunciáis a la defensa mientras trabajáis, accederéis a un estado de placer.

Sé que os pido algo muy difícil. Os pido, en cierta manera, que no hagáis lo que habéis hecho siempre para sentiros seguros cuando no os sentís seguros. Lo entiendo y lo digo con absoluta compasión. Nosotros estamos aquí para vosotros, con vosotros. Os acompañamos en la frontera de vuestra oscilación creativa. Y, como tal vez habréis experimentado durante una sesión curativa, cuando vuestro sanador está a vuestro lado momento a momento en la frontera de vuestra oscilación creativa, el dolor no es tan intenso. Simplemente, se convierte en una oscilación de vida que se expresa.

Así pues, cuando os pregunte «¿A quién servís?», pensad que servís al Dios o la Diosa que lleváis dentro. Que la fuente a la que servís es la estrella del núcleo, la expresión de la individualidad verdadera de Dios. Y que, si os preguntáis qué hacer a continuación, o dónde ir o qué decir, debéis acudir al centro de vuestro ser. Si encontráis al niño interno herido de camino hacia la estrella del núcleo, tomadle en brazos y llevadle con vosotros.

Dejad que esa estrella del núcleo se expansione dentro. Si eso implica que necesitáis unos instantes antes de hablar para responder a una pregunta o proseguir con una actividad, concedeos ese tiempo, ya que es así como podréis estar en vuestra verdad pase lo que pase en el nivel externo en el mundo exterior. Decid simplemente: «Necesito tiempo ahora. Necesito conectar conmigo mismo y encontrar el límite de mi oscilación. Cuando lo encuentre, podré estar en comunión contigo. Pero, por ahora, ni siquiera estoy en comunión conmigo mismo. ¿Cómo puedo estar en comunión contigo?».

Cuando estáis en el momento, con vosotros mismos, con vuestra oscilación, sois más perfectos y estáis sincronizados al máximo con el mundo. Si os preguntáis por qué determinados días discurren sin problemas, se debe a que estáis en sincronía con vuestra oscilación creativa de expansión, reposo, contracción y reposo.

Y, por supuesto, cuando estáis con vosotros, estáis con el universo, con todo lo que es, con lo divino que se manifiesta en lo físico así como en lo espiritual. Esa es vuestra forma más natural. Ése es quienes sois. Ése es quienes somos. Porque nosotros somos parte de vosotros, como vosotros sois parte de nosotros.

Cuando bajasteis al plano de la Tierra que contiene tanto dicha como pesar, olvidasteis estas verdades de las que he hablado. Os dividisteis en la dualidad, dejando a vuestro guía en el mundo espiritual. Nosotros, los guías, podemos ser considerados como aquello que seréis y aquello que ya sois. No obstante, vosotros sois más. Así, si tenéis a vuestro guía personal en gran estima, observad que él es vosotros. La parte de vosotros que se ha encarnado posee un olvido algo mayor que la que se manifiesta dentro del guía.

Esa es la única diferencia entre vosotros y nosotros. Y nosotros siempre estamos aquí para refrescaros la memoria y para llevaros a la sincronización. Ésa es la naturaleza de este trabajo.

Es un regalo que vosotros ofrecéis a la Tierra y el regalo que nosotros os ofrecemos a vosotros.

Así pues, cuando avancéis por vuestro proceso curativo, caminad con vosotros mismos. Nosotros iremos a vuestro lado, dentro de vosotros. Recorred el camino curativo que es vosotros. Quedaréis encantados con lo que la fuerza creativa de vuestro interior os tiene reservado.