Escenas Activistas no son Espacios Seguros para Mujeres: sobre el Abuso de Mujeres Activistas por Hombres Activistas – Tamara K. Nopper¶
Como una mujer que ha experimentado abuso físico y emocional por parte de los hombres, con algunos de los cuales estuve en largas relaciones, siempre fue difícil aprender de otras mujeres activistas que estaban siendo abusadas por hombres activistas.
Las cuestiones inter-relacionadas del sexismo, misoginia y homofobia en círculos activistas son excesivas, y no sorprende que mujeres sean abusadas física y emocionalmente por hombres activistas con los cuales ellas trabajaban en varios proyectos.
Yo no estoy hablando en abstracto aquí. En realidad, yo sé de varias relaciones entre hombres activistas y mujeres en las cuales las últimas son abusadas tanto fisicamente, como emocionalmente. Por ejemplo, hace mucho una amiga me mostró heridas en su brazo que ella dijo habían sido causadas por otro hombre activista. Esta mujer seguro lucha emocionalmente, lo que es esperable, dado que ella ha experimentado el abuso físico. Más desolador todavía era observar como la mujer era evitada por círculos activistas cuando ella intentaba hablar sobre su abuso y verlo abordado. Algunos dijeron que lo superara, para concentrarse en atacar a los ‘verdaderos’ hombres estúpidos como son las figuras prominentes de la política oficial. Otros le decían que no dejara que “problemas personales” intervinieran en el camino de la “realización del trabajo”.
También luché por la recuperación de mi amiga . Como sobreviviente de abuso, era difícil encontrarme con una mujer que de algún modo era un espectro de mi. Yo buscaría a esa mujer, y tal vez ella iría a decirme sobre otra pelea que ella y su novio habían tenido. Yo me encontraría a mi misma evitando a esta mujer pues, honestamente, era difícil mirar a una mujer que me recordaba mucho a quien yo era, no hacía mucho tiempo: una persona asustada, avergonzada y desesperada que balbuceaba frente a cualquier persona dispuesta a escuchar lo que le estaba pasando. En otras palabras, yo, como esta mujer, había cruzado la desesperación de intentar salir de una relación abusiva y necesitando finalmente contar a las personas lo que estaba pasando conmigo. Similarmente a como esa mujer era tratada, la mayoría de las personas, aun a aquellos mismos a quienes yo llamaba amigos, se esquivaban de escucharme porque ellos no querían ser molestados o estaban luchando con sus propios problemas emocionales.
La vergüenza relacionada con contar a las personas que estás siendo abusada, y como yo, de que has permanecido en una relación abusiva, se hace todavía peor por las reacciones que obtienes de las personas. En ves de simpatizar, muchas personas se decepcionaron de mí. Muchas veces las gente se dijo “sorprendida” al descubrir que yo había estado “involucrada en esta mierda” porque a diferencia de las “mujeres débiles”, yo era una “mujer fuerte” y “política”. Esta respuesta es completamente misógina porque niega cuan dominante es el patriarcado y el odio hacia las mujeres y a lo “femenino”,al contrario, intentan culpar otra vez a las mujeres. Es decir, con eso estamos ignorando que las mujeres vienen siendo abusadas por los hombres y, al contrario, se enfatiza el carácter de las mujeres como la razón definitiva por la cual algunas son abusadas y otras no “caen en eso”.
No puedo ayudar más que pensando que otras mujeres activistas que son abusadas, sea por hombres activistas o no, también enfrentan dificultades semejantes recuperándose del abuso. Independientemente de la política de alguien, las mujeres pueden o no ser abusadas. Cualquiera que se rehuse a creer en eso o simplemente no escucha a las mujeres o no piensa sobre lo que pasan las mujeres diariamente. Y eso es así porque ellos son simplemente hostiles a reconocer cuan omnipresentes y normalizados son el patriarcado y la misoginia – ambos fuera y adentro de los círculos activistas.
Pero, muchas de nosotras queremos creer que los hombres activistas son diferentes que nuestros padres, hermanos y antiguos novios o machos extraños con los cuales nos confrontamos en nuestras rutinas diarias. Nosotras queremos tener alguna fe de que el tipo que escribe un ensayo sobre sexismo y lo pone en su website no lo está escribiendo solamente para hacer una buena apariencia de el, obtener sexo, o encubrir algunas de sus peligrosas prácticas con relación a las mujeres. Nosotras queremos creer que las mujeres están siendo respetadas por sus habilidades, energías y compromiso político y no están siendo solicitadas para hacer el trabajo porque son vistas como “explotables” y “abusables” por hombres activistas.
Nosotras queremos creer que, si un hombre activista hace una agresión física o sexual contra una mujer activista, entonces se atendería y lidiaría por las organizaciones y comunidades políticas – y con la contribución de la víctima. Nosotras queremos creer que los grupos activistas no son tan fácilmente seducidos por las habilidades o por el “poder nombrado” que un activista masculino tenga en un proyecto, que ellos están dispuestos a no dejar que una mujer sea abusada y en cambio participar en su recuperación. A nosotras nos gustaría pensar que la “cultura de seguridad” en los círculos activistas no solamente se concentra sobre cuestiones del protocolo de servicio de listas o en utilizar nombres falsos, en realidad incluye pensar activamente sobre como lidiar con la misoginia, el patriarcado y el heterosexismo fuera y dentro de los espacios activistas.
Pero todos estos deseos, todos estos sueños obviamente no suelen ser abordados. Sin embargo, yo sé de hombres activistas que dominan espacios políticos como predadores procurando por mujeres que ellos puedan manipular políticamente o joder sin responsabilidad. Como padres abusivos, algunos de estos hombres literalmente se mueven de ciudad en ciudad buscando recrearse a ellos mismos y encontrar carne nueva en medio de aquellos que no están familiarizados de su reputación. He visto mujeres activistas entregarse en su trabajo y talento a hombres activistas (que frecuentemente se quedan con el crédito) con la esperanza de que el hombre activista abusador pueda por fin adquirir un actuar correcto o de que la aprecie como ser humano.
Mientras el romance entre activistas es apacible, yo pienso que es asqueroso como los hombres activistas utilizan el romance para controlar a las mujeres políticamente o para mantenerlas emocionalmente comprometidas en ayudar políticamente a estos hombres, cuando esas mismas políticas son arteras y conflictivas. En algunos casos, hombres activistas se enganchan en política para encontrar mujeres que puedan enrollar en relaciones de abuso y de control.
Y dado que este abuso trae para afuera lo peor de la víctima,he visto a mujeres interactuar con otras activistas mujeres de maneras que normalmente no harían si ellas no estuvieran siendo política y emocionalmente manipuladas por hombres. Por ejemplo, sé de mujeres activistas abusadas que han dispersado rumores sobre otras mujeres activistas o que se metieron en peleas políticas entre su compañero y otr#s activistas.
Lo que es atemorizante es que se de activistas hombres que abusaban y manipulaban a mujeres activistas y, al mismo tiempo, escribían ensayos sobre sexismo o competición entre mujeres. A veces, el hombre activista va redactar el ensayo con su compañera activista a modo de obtener más legitimidad. Yo sé de hombres activistas que en un momento citan a bell hooks, Gloria Anzaldúa u otras escritoras feministas y están molestando o dispersando mentiras y chismes sobre sus novias activistas en otro momento. Y hombres activistas enseñando a mujeres a ser menos competitivas con otras mujeres para disimular su comportamiento abusivo y manipulador.
Lo que es más desolador es el nível de soporte que activistas hombres encuentran de otros y otras activistas, más habitualmente de otros hombres activistas. No solamente las mujeres activistas tienen que confrontarse y negociar con sus agresores en círculos activistas, ellas deben normalmente hacerlo en una comunidad política que se designa comprometida pero al final no da la más mínima importancia sobre la seguridad emocional y física de la víctima. En muchas ocasiones he escuchado historias sobre abuso de mujeres ser re-contadas y re-formuladas por hombres activistas de una manera hostil y sexista. Y cuando ellos re-modelan esa historia, ellos en general lo hacen con esa voz, una voz falsa, acusatoria y burlona.
Por ejemplo, cuando compartía con un activista hombre mis preocupaciones sobre como una mujer activista era tratada por un hombre activista que mantenía una posición prominente en un grupo político, el hombre que ‘escuchaba’ mi historia dijo, en aquel tono “Oh, probablemente ella solo está enojada porque el empezó a salir con otra persona” y pasa a reírse de ella. El continuó diciéndome que, mientras él “reconocía” que el hombre estaba errado, la mujer necesitaba imponerse al hombre si ella deseaba que el tratamiento pare.
Lamentablemente esta marca de misoginia del hombre se ha disfrazado mientras el feminismo masculino se ha hecho muy común en círculos activistas, al tiempo que muchos hombres creen que en general las mujeres son abusadas porque ellas son débiles o secretamente quieren estar en relaciones con hombres abusadores. Sin embargo, sus comentarios revelan una actitud que asume que si las mujeres activistas tienen problemas con hombres activistas, ellas están “llorando por el abuso” para encubrir deseos sexuales ocultos y rabia por haber sido rechazadas por hombres que “no la irán a coger”.
Me parece repulsivo que la seguridad física y emocional de mujeres sea de poca preocupación para hombres activistas en general. Mientras los hombres activistas hablan al pedo sobre como ellos necesitan quedarse callados cuando las mujeres están hablando o como espacios-solamente-mujeres son necesarios, muy frecuentemente gente “crítica” y “política” no quiere confrontarse con el hecho de que las mujeres están siendo abusadas por hombres activistas en nuestros círculos.
Cuando esta cuestión es “abordada” más no frecuentemente, la atención será dada a “luchar” con el hombre (o sea, lo dejan permanecer y quizá solo chismean sobre él). Yo he visto algunas situaciones donde los hombres abusivos se vuelven adoptados, por así decir, por otros activistas, que vienen a rehabilitarlo como parte de sus proyectos y piensan poco sobre lo que significa para las mujeres que están intentando recuperarse. En algunos casos, el hombre activista abusador fue adoptado mientras la mujer fue rechazada como “inestable”, “loca” o “muy emotiva”. Básicamente, estos grupos van a ayudar antes a un tipo frio y calculador que puede “mantener el orden” mientras él está abusando de mujeres, antes que estar lidiando con la realidad de que el abuso puede contribuir con los problemas emocionales y sociales entre víctimas cuando están trabajando por sobrevivir.
En algunos casos, activistas mujeres evitan ir a la policía pues son críticas al complejo industrial penitenciario, pero también porque otros hombres activistas opinan que ella “contribuye al problema” al “traer el Estado al interior” de las comunidades políticas. Pero en la mayoría de los casos, el hombre activista no es castigado por los problemas que el creo. De este modo, las mujeres están presas teniendo que descubrir como garantizar su seguridad sin ser señaladas como “traidoras” por sus compañeros activistas.
Mientras yo creo fuertemente que nosotras debemos intentar trabajar por medio de la cura contraria de la punición en si, estoy también dolorosamente consciente de que muchas veces damos más énfasis en ayudar a los hombres a permanecer en círculos activistas que en apoyar a las mujeres a traves de sus recuperaciones, lo que puede envolver la necesidad de tener al hombre retirado de los grupos políticos. Básicamente, el grupo va normalmente a determinar que el activista abusador debe ser dejado a recuperarse sin preguntar a la mujer que es lo que ella necesita del grupo para recuperarse y ser apoyada en su proceso. Yo sé de varios ejemplos donde mujeres eran forzadas a tolerar la indisposición del grupo para abordar el abuso. Algunas permanecerán envueltas en organizaciones porque creen en el trabajo y, honestamente, hay pocos espacios a donde ir, y si los hay, existe el riesgo de ser abusada por otro activista o que su abuso no sea abordado. Otras simplemente dejarán la organización.
Yo he visto como esas mujeres son tratadas por otros activistas – hombres y mujeres – que tratan a las mujeres fríamente o propagan chismes sobre ellas; son egoístas o traidoras por dejar que temas personales se metan en el camino del “trabajo”. O, si las mujeres activistas que son abusadas se les “apoya”, es usualmente porque hacen un “buen trabajo” o porque no abordan al abuso abiertamente pues sería “malo para el grupo”. En este sentido, la salud física, emocional y espiritual de mujeres es todavía sacrificada. Al revés de eso, el abuso de las mujeres debe ser abordado porque si este no lo es, ella no podrá seguir haciendo el “buen trabajo” para la organización o puede haber mucha tensión en el grupo para que el funcione de manera eficiente. De cualquier modo, la seguridad de las mujeres no es vista como digna de preocupación en si misma.
En general, escenas activistas no son espacios seguros para mujeres porque misoginos y hombres abusadores existen al interior de estos. Es más: muchos de esos abusadores utilizan el lenguaje, las herramientas del activismo y el apoyo de otros activistas como medio de abusar de mujeres y esconder sus comportamientos. Y lamentablemente, en muchos círculos políticos, independientemente de cuanto nosotras hablemos sobre el patriarcado o la misoginia, las mujeres son sacrificadas como modo de mantener el “trabajo” o salvar a la organización. Quizá sea tiempo de nosotras, autenticamente solo nos importa que las mujeres activistas son vulnerables, serán manipuladas y abusadas por hombres activistas y considerar que abordar eso activamente es una parte integral del “trabajo” que lxs activistas en general deben hacer.
Cenas Ativistas Não São Espaços Seguros Para Mulheres: Sobre o Abuso de Mulheres Ativistas por Homens Ativistas¶
Tamara K. Nopper
Como uma mulher que sofreu abuso físico e emocional cometido por homens, alguns com os quais eu tive longos relacionamentos, é sempre difícil ficar sabendo que outras mulheres ativistas estão sofrendo abuso por homens ativistas.
As questões interrelacionadas do sexismo, misoginia e homofobia em círculos ativistas são excessivas, e não é surpreendente que mulheres sejam abusadas física e emocionalmente por homens ativistas com os quais elas trabalham em vários projetos.
Eu não estou falando abstratamente aqui. Na verdade, eu sei de vários relacionamentos entre homens e mulheres ativistas nos quais as últimas são abusadas se não fisicamente, emocionalmente. Por exemplo, há muito tempo uma amiga minha me mostrou ferimentos em seu braço que ela me disse que foram causados por outro homem ativista. Essa mulher certamente luta emocionalmente, o que é de alguma forma esperado dado que ela sofreu abuso físico. O que era ainda mais desolador de se ver era como esta mulher era evitada nos círculos ativistas quando ela tentava falar sobre seu abuso ou quando se referia a ele. Alguns disseram a ela para ultrapassá-lo, ou para se focar em “verdadeiros” homens babacas tais como proeminentes figuras políticas. Outros disseram a ela para não deixar “problemas pessoais” interferirem na “realização do trabalho”.
Eu lutei com a recuperação de minha amiga também. Como sobrevivente de abuso, era difícil encontrar uma mulher que de certa forma era um espectro de mim. Eu procurava ela e ela volta e meia me falava sobre outra briga que ela e seu namorado haviam tido. Eu me vi evitando essa mulher porque, francamente, era difícil olhar para uma mulher que me recordava muito de quem eu era há não muito tempo: uma pessoa assustada, envergonhada e desesperada que balbuciaria para qualquer pessoa disposta a ouví-la sobre o que estava acontecendo com ela. Em outras palavras, eu, como essa mulher, tinha passado pelo desespero de tentar sair de uma relação abusiva e necessitando finalmente contar às pessoas o que estava acontecendo comigo. E assim como essa mulher era tratada, a maioria das pessoas, até mesmo aqueles que eu chamava de amigos, se esquivavam de me escutar porque eles não queriam ser incomodados ou estavam lutando com suas próprias lutas emocionais.
A vergonha associada em contar às pessoas que você tem foi abusada, e como eu, ficado numa relação abusiva, é agravada pelas respostas que você obtém das pessoas. Ao invés de se solidarizarem, muitas pessoas ficaram decepcionadas comigo. Muitas vezes as pessoas me disseram que elas estavam “surpresas” em descobrir que eu havia “me envolvido com esta merda” porque diferentemente de “mulheres fracas”, eu era uma mulher “forte” e “política”. Essa resposta é completamente misógina porque ela nega quão dominante é o patriarcado e o ódio às mulheres e ao “feminino”, e ao invés disso, tenta colocar a culpa nas mulheres. Isto é, nós ignoramos que mulheres estão sendo abusadas por homens e, ao invés disso, enfatizamos o caráter das mulheres como a razão definitiva pela qual algumas são abusadas enquanto outras não “se envolvem com esta merda”.
É impossível não pensar que outras mulheres ativistas que têm sido abusadas, quer seja por homens ativistas ou não, também enfrentam dificuldades semelhantes recuperando-se do abuso. Independentemente da política de alguém, as mulheres podem ser e são abusadas. Qualquer um que se recuse a acreditar nisso, ou simplesmente não escuta às mulheres, ou não pensa sobre o que as mulheres normalmente passam. E isso só acontece por hostilidade das pessoas em reconhecer quão pervasivos e normalizados são o patriarcado e a misoginia – tanto fora quanto dentro de círculos ativistas.
Mais, várias de nós queremos acreditar que homens ativistas são diferentes de nossos pais, irmãos, antigos namorados e machos estranhos com os quais nos confrontamos em nossas rotinas diárias. Nós queremos ter alguma fé que o cara que escreve um ensaio sobre sexismo e o posta em seu website não o está escrevendo somente para fazer uma boa imagem de sí mesmo, obter sexo, ou encobrir algumas de suas perigosas práticas com relação às mulheres. Nós queremos acreditar que as mulheres estão sendo respeitadas por suas habilidades, energia e comprometimento político e não estão sendo solicitadas a fazer algo porque elas são vistas como “exploráveis” e “abusáveis” por homens ativistas.
Nós queremos acreditar que, se um homem ativista fez um avanço indevido ou fisicamente/sexualmente agrediu uma mulher ativista, isso seria prontamente e atenciosamente lidado por organizações e comunidades políticas – e com a contribuição da vítima. Nós queremos acreditar que grupos ativistas não são tão facilmente seduzidos pelas habilidades ou pelo “poder nomeado” que um ativista masculino traz a um projeto ao ponto de estarem dispostos a deixar uma mulher ser abusada ou não se importarem com sua recuperação. E nós gostaríamos de pensar que “a segurança” em círculos ativistas não somente foca nas questões de listas de grupos na internet ou em usar nomes falsos em assembléias, mas que de fato inclui pensar proativamente sobre como lidar com a misoginia, o patriarcado e o heterossexismo tanto fora quanto dentro de cenários ativistas.
Mas todos esses desejos, todos esses sonhos obviamente não tendem a ser abordados. Em vez disso, eu sei de homens ativistas que trollam espaços políticos como predadores procurando por mulheres que eles possam manipular politicamente ou “transar sem ter que dar explicação”. Como padres abusivos, alguns desses homens literalmente movem-se de cidade em cidade procurando se divertir e encontrar carne fresca no meio daqueles que não são familiares com sua reputação. E eu tenho visto mulheres ativistas se dedicarem a homens ativistas (que frequentemente ficam com o crédito) na esperança de que o homem ativista abusivo irá finalmente se dar conta disso ou a apreciará enquanto ser humano.
Enquanto o romance entre ativistas é aprazível, eu acho nojento como homens ativistas usam o romance para controlar as mulheres politicamente e manter as mulheres emocionalmente comprometidas em ajudar esses homens politicamente, mesmo quando essas políticas são piegas ou problemáticas. Ou, em alguns casos, homens ativistas se envolvem com política para encontrar mulheres que eles possam envolver em relações abusivas e de controle.
E dado que o abuso traz à tona o pior da vítima, eu tenho visto que mulheres interagem com outras ativistas (particularmente mulheres) de maneiras que elas normalmente não fariam se elas não estivessem sendo politicamente e emocionalmente manipuladas por homens. Por exemplo, eu sei de mulheres ativistas abusadas que têm espalhado rumores sobre outras mulheres ativistas ou têm-se envolvido em brigas políticas entre seu namorado e outros ativistas.
O que é assustador é que eu sei de ativistas homens que estavam abusando e manipulando de mulheres ativistas ao mesmo tempo que escreviam ensaios sobre sexismo ou sobre competição entre mulheres. Às vezes o homem ativista irá redigir o ensaio com sua amiga ativista de forma a obter mais legitimidade. Eu sei de homens ativistas que numa hora citam Bell Hooks, Gloria Anzaldúa ou outras escritoras feministas e noutra estão perseguindo ou espalhando mentiras e fofocas sobre uma amiga ativista.E de homens ativistas que irão ensinar mulheres a serem menos competitivas com outras mulheres para dissimular seu comportamento abusivo e manipulador.
O que é mais desolador é o apoio que homens ativistas abusivos encontram de outros/as ativistas, homens ou mulheres, mas mais habitualmente de outros homens.As mulheres ativistas não só têm de confrontar e lidar com seu agressor em círculos ativistas, mas com uma comunidade política que se designa comprometida mas que no final das contas não dá importância alguma sobre a segurança emocional e física da vítima. Em muitas ocasiões eu tenho ouvido as histórias das mulheres sobre abuso serem recontadas e reformuladas por homens ativistas de uma maneira hostil e sexista. E quando eles remodelam essa história, eles geralmente o fazem naquela voz, aquela voz falsa, acusatória e zombeteira.
Por exemplo, quando eu estava dividindo com um homem ativista minhas preocupações sobre como uma mulher ativista estava sendo tratada por um homem ativista que mantinha uma posição proeminente em um grupo político, o homem “ouvindo” a minha história disse naquela voz “Oh, ela só está provavelmente brava porque ele começou a namorar outra pessoa” e passou a tirar sarro dela. Ele continuou a me dizer que, enquanto ele “reconhecia” que o homem estava errado, que cabe a mulher impor-se ao homem se ela quer que o tratamento pare.
Infelizmente essa característica de misoginia deste homem disfarçada como homem feminista é muito comum em círculos ativistas dado que muitos homens em geral acreditam que mulheres são abusadas porque elas são fracas ou que no fundo querem ter relacionamentos com homens abusivos. Mais, os comentários deste homem revelaram uma atitude que acredita que se mulheres ativistas têm problemas com homens ativistas, elas “denunciam o abuso” para encobrir desejos sexuais ocultos e raiva por terem sido rejeitadas por homens que “não irão comê-las”.
Eu acho repulsivo que a segurança física e emocional de mulheres seja de pouca preocupação para homens ativistas em geral. Enquanto homens ativistas irão falar da boca para fora sobre como eles precisam ficar com suas bocas caladas quando as mulheres estão falando ou como espaços somente de mulheres são necessários, muito frequentemente pessoas “críticas” e “políticas” não querem confrontar o fato de que as mulheres estão sendo abusadas por homens ativistas em nossos círculos.
Quando essa questão é “abordada”, mais frequentemente do que não, a atenção será dada a “batalhar com” o homem (ou seja, deixando-o permanecer e talvez só fofocando sobre ele). Eu tenho visto algumas situações onde homens abusivos são adotados, por assim dizer, por outros ativistas, que vêem a reabilitação do homem como parte de seus projetos mas que praticamente não pensam sobre o que isso significa para as mulheres que estão tentando se recuperar. Em alguns casos, o homem ativista abusador foi adotado enquanto a mulher foi rejeitada como “instável”, “louca” ou “muito sentimental”. Basicamente, esses grupos iriam antes ajudar um cara frio e calculista que pode “mantê-los unidos” enquanto ele abusa de mulheres ao invés de lidar com a realidade de que o abuso pode contribuir para as dificuldades emocionais e sociais das vítimas enquanto elas se esforçam para se tornarem sobreviventes.
E em alguns casos, mulheres ativistas irão evitar de ir à polícia porque elas criticam o complexo industrial penitenciário, mas também porque outros homens ativistas irão dizer-lhes que elas estão “contribuindo para o problema” ao “conduzirem o Estado para dentro”. Mas na maioria dos casos, o homem ativista não é castigado pelos problemas que ele criou. Deste modo, as mulheres estão presas tendo que descobrir como garantir sua segurança sem serem rotuladas como “traidoras” por seus colegas ativistas.
Enquanto acredito fortemente que nós devemos tentar trabalhar pela reabilitação ao invés da punição em si, eu estou dolorosamente consciente que nós frequentemente damos mais ênfase em ajudar homens a permanecerem em círculos ativistas do que apoiar mulheres através de suas recuperações, o que pode envolver a necessidade de ter o homem removido de nossos grupos políticos. Basicamente, o grupo irá normalmente determinar que o ativista abusador deve ser deixado a se reabilitar sem perguntar à mulher o que ela necessita do grupo para recuperar-se e ser apoiada em seu processo. Eu sei de vários exemplos em que mulheres foram forçadas a tolerar a indisposição do grupo ao se referirem ao abuso. Algumas irão permanecer envolvidas em organizações porque elas acreditam na causa e porque francamente, há poucos espaços para ir, se houverem, onde ela não sofra o risco de ser abusada por outro ativista ou que o abuso que sofreu não seja desconsiderado. Outras irão simplesmente deixar o grupo.
Eu tenho visto como essas mulheres são tratadas por outros/as ativistas – homens e mulheres – que tratam mulheres friamente ou fofocam que elas são egoístas ou traidoras por deixarem o lado pessoal interferir na “causa”. Ou quando mulheres ativistas que foram abusadas são “apoiadas”, é usualmente porque ela é considerada “eficiente” ou porque desconsiderar o abuso será “ruim para o grupo”. Nesse sentido, a saúde física, emocional e espiritual da mulher é ainda sacrificada. Em vez disso, o abuso sofrido deve ser levado em conta porque se ele não for, ela pode “parar de contribuir com o grupo” ou pode haver muita tensão no mesmo para que ele funcione de forma eficiente. De qualquer forma, a segurança das mulheres não é vista como digna de preocupação em si mesma.
Em geral, cenários ativistas não são um espaço seguro para mulheres porque nele circulam homens misóginos e abusivos. Além disso, muitos desses abusadores usam a linguagem, ferramentas de ativismo e apoio de outros ativistas como meio de abusar de mulheres e esconder seus comportamentos. E infelizmente, em muitos círculos políticos, independentemente de quanto nós falemos sobre o patriarcado ou misoginia, mulheres são sacrificadas de forma a manter a “causa” ou salvar a organização. Talvez seja tempo de nós realmente nos importarmos com o fato de que as mulheres ativistas estão vulneráveis a serem manipuladas e abusadas por homens ativistas e considerar que abordar isso proativamente é uma parte integral da “causa” pela qual ativistas devem lutar.
Activist Scenes are No Safe Space for Women: On Abuse of Activist Women by Activist Men
by Tamara K. Nopper¶
February 4, 2005
As a woman who has experienced physical and emotional abuse from men, some of whom I had long relationships with, it is always difficult to learn from other activist women that they are being abused by activist men.
The interrelated issues of sexism, misogyny and homophobia in activist circles is rampant, so it is unsurprising that women are abused physically and emotionally by activist men with whom they work with on various projects.
I am not speaking abstractedly here. Indeed, I know of various relationships between activist men and women in which the latter is being abused if not physically, emotionally. For example, a long time ago a friend of mine showed me bruises on her arm that she told me were from another male activist. This woman certainly struggles emotionally, which is somewhat expected given that she has experienced physical abuse. What was additionally heartbreaking to see is how the woman was shunned by activist circles when she tried to talk about her abuse or have it addressed. Some told her to get over it, or to focus on “real” male assholes such as prominent political figures. Others told her to not let her “personal problems” get in the way of “doing the work.”
I struggled with my friend’s recovery too. As a survivor of abuse, it was difficult to meet a woman who in some ways was a ghost of me. I would run into this woman, and she would randomly tell me about another fight that she and her boyfriend had gotten into. I would find myself avoiding this woman because frankly, it was hard to look at a woman who reminded me too much of who I was not too long ago: a scared, embarrassed and desperate person who would babble to anyone willing to listen about what was happening to her. In other words, I, like this woman, had gone through the desperation of trying to get out of an abusive relationship and needing to finally tell people what was happening to me. And similar to how this woman was treated, most people, even those I called friends, shied away from listening to me because they did not want to be bothered or were struggling with their own emotional struggles.
The embarrassment associated with telling people that you have been abused, and like myself, stayed in an abusive relationship, is made even worse by the responses you get from people. Rather than be sympathetic, many people were disappointed in me. Many times I was told by people that they were “surprised” to find out that I had “put up with that shit” because unlike “weak women,” I was a “strong” and “political” woman. This response is downright misogynist because it denies how dominant patriarchy and hatred of women and the “feminine” is, and instead tries to place the blame on women. That is, we are to ignore that women are being abused by men and instead emphasize the character of women as the definitive reason for why some are abused and others don’t “put up with that shit.”
I can’t help but think that other activist women who have been abused, whether by activist men or not, also face similar difficulties recovering from abuse. Regardless of one’s politics, women can be and do get abused. Anyone who refuses to believe this either just doesn’t listen to women or think about what women go through on the regular. And this is because they are just hostile to recognizing how pervasive and normalized patriarchy and misogyny are—both outside of and within activist circles.
More, a lot of us want to believe that activist men really are different from our fathers, brothers, old boyfriends, and male strangers we confront in our daily routines. We want to have some faith that the guy who writes a position paper on sexism and posts it on his website is not writing it just to make himself look good, get pussy, or cover up some of his dangerous practices towards women. We want to believe that women are being respected for their skills, energy and political commitment and are not being asked to do work because they are viewed as “exploitable” and “abuse-able” by activist men. We want to believe that if an activist male made an unwarranted advance or physically/sexually assaulted an activist woman that it would promptly and thoughtfully be dealt with by organizations and political communities—and with the input of the victim. We want to think that activist groups are not so easily enticed by the skills or “name-power” that an activist male brings to a project that they are willing to let a woman be abused or have her recovery go unaddressed in exchange. And we would like to think that “security culture” in activist circles does not only focus on issues of listserv protocol or using fake names at rallies but actually includes thinking proactively about how to deal with misogyny, patriarchy and heterosexism both outside of and within the activist scenes.
But all of these wishes, all of these dreams obviously tend to go unaddressed. Instead, I know of activist men who troll political spaces like predators looking for women that they can politically manipulate or fuck without accountability. Like abusive priests, some of these men literally move from city to city looking to recreate themselves and find fresh meat among those who are unfamiliar with their reputation. And I have seen activist women give their labor and skills to activist men (who often take the credit) in hopes that the abusive activist man will finally get his act right or appreciate her as a human being.
While romance between activists is fine, I think it is disgusting how activist men use romance to control women politically and keep women emotionally committed to helping the man out politically, even when his politics are corny or problematic. Or, in some cases, activist men get involved in politics to find women they can involve in abusive relationships and control. And given that abuse brings out the worst in the victim, I have seen where women interact with other activists (particularly women) in ways they might not normally if they were not being politically and emotionally manipulated by men. For example, I know of abused activist females who have spread rumors about other activist women or have gotten involved in political battles between her boyfriend and other activists.
What’s scary is that I know activist men who were abusing and manipulating female activist and at the same time, writing position papers on sexism and competition between women. Sometimes the activist male will pen the position paper with his activist girlfriend in order to gain more legitimacy. I know of activist men who quote bell hooks, Gloria Anzaldua, or other feminist writers one minute and are harassing or spreading lies and gossip about their activist girlfriend the next. And activist men will school activist women on how to be less competitive with other women to conceal their abusive and manipulative behavior.
What is more heartbreaking is the level of support abusive activist men find from other activists, male and female but most usually other men. Not only do activist women have to confront and negotiate their abuser in activist circles, they must usually do so in a political community that talks a good game but in the end could give a shit about the victims’ emotional and physical safety. On many occasions I have listened to women’s stories of abuse be retold and recast by activist men in a hostile and sexist manner. And when they recast this story, they often do in that voice, the voice that is snide, accusatory and mocking.
For example, when I was sharing with an activist male my concerns about how an activist female was being treated by an activist male who held a prominent position in a political group, the man “listening” to my story said in that voice, “Oh, she’s probably just mad ‘cause he started dating someone else” and went on to make fun of her. He continued to tell me that while he “acknowledges” the man is wrong, the woman needs to stand up to the man if she wants the treatment to stop. Unfortunately this man’s brand of misogyny disguised as male feminism is all too common in activist circles given that a lot of men in general believe that women are abused because they are weak or secretly want to be in relationships with abusive men. More, his comments revealed an attitude that assumes that if activist women take issue with activist men, they are “crying abuse” to cover up hidden sexual desires and anger over being rejected by men who “won’t fuck them.”
I find it disgusting that women’s physical and emotional safety is of little concern to activist men in general. While activist men will pay some lip service to how they need to keep their mouths shut when women are talking or how women only spaces are necessary, all too often “critical” and “political” people do not want to confront the fact that women are being abused by male activists in our circles. When the issue is “addressed,” more often than not attention will be given to “struggling with” the man (i.e., letting him stay and maybe just gossiping about him). I have even seen some situations where abusive men become adopted, so to speak, by other activists, who see rehabilitating the man as part of their project and think little about what this means for the women who are trying to recover. In some cases, the male activist abuser was adopted while the woman was shunned as “unstable,” “crazy” or “too emotional.” Basically, these groups would rather help a cold, calculating guy who can “keep it together” while he abuses women rather than deal with the reality that abuse can contribute to emotional and social difficulties among victims as they work to become survivors.
And in some cases, activist women will avoid going to the police because she is critical of the prison industrial complex but also because other activist men will tell her she is “contributing to the problem” by “bringing the state in.” But in most cases, the activist male is not chastised for the problems he has created. Thus, women are stuck having to figure out how to insure her safety without being labeled a “sell-out” by her activist peers.
While I am a strong believer that we need to try to work towards healing rather than punishment per se, I am painfully aware that we often put more emphasis on helping men stay in activist circles than supporting women through their recoveries, which might involve the need to have the man purged from the political group. Basically, the group will usually determine that the activist abuser must be allowed to heal without asking the woman what she needs from the group to heal and be supported in her process. I know of many examples of where women are forced to put up with the groups’ unwillingness to address abuse. Some will remain involved in organizations because they believe in the work and frankly, there are few spaces to go, if any, where she is not at risk of being abused by another activist or have her abuse unaddressed. Others will simply leave the organization. I have seen how these women get treated by other activists—men and women—who treat women coldly or gossip that they are selfish or sell-outs for letting the personal get in way of “the work.”
Or, if activist women who have been abused are “supported,” it is usually because she does “good work” or that not addressing the abuse will be “bad for the group.” In this sense, the physical, emotional and spiritual health of women is still sacrificed. Instead, the woman’s abuse must be addressed because if it is not, she might not continue doing “good work” for the organization or there might be too much tension in the group for it to run efficiently. Either way, women’s safety is not viewed as worthy of concern in and of itself.
Overall, activist scenes are no safe space for women because misogynists and abusive men exist within them. More, many of these abusers use the language, tools of activism and support by other activists as means to abuse women and conceal their behavior. And unfortunately, in a lot of political circles, regardless of how much we talk about patriarchy or misogyny, women are sacrificed in order to keep up “the work” or save the organization. Perhaps it is time we actually just care that activist women are vulnerable to being manipulated and abused by activist males and consider that proactively addressing this is an integral part of the “work” that activists must do.
Tamara K. Nopper is a writer, educator and activist living in Philadelphia. She can be reached a tnopper@yahoo.com Copyright © 2005 Tamara K. Nopper
FONTE O FUENTE:
www.kersplebedeb.com/mystuff/feminist/a...
muchas gracias gente estoy leyendo comparando con el original. |
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vim ler o texto e aproveitei pra corrigir alguns detalhes :) |
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subí la version para impresión y el pdf version lectura. |
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