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NUEVA CULTURA PLANETARIA
ECOALDEAS
ALTERNATIVAS URBANAS Y RURALES
para el Siglo XXI
El Nacimiento de una Nueva Cultura Planetaria de Paz
Por Alberto Ruz Buenfil-(Subcoyote Alberto)
CaravanaArcoiris por la Paz
Email: info@lacaravana.org
subcoyotealberto@yahoo.com
Web: lacaravana.org
Guápulo, Quito, Ecuador
Miraflores, Lima, Perú
2001-2003
Revisado en Mexico, 2005
URBANISMO UNITARIO: DISEÑO DE ASENTAMIENTOS A ESCALA HUMANA
Como en un holograma en el que los sistemas subatómicos girando entorno a un núcleo, obedecen a estructuras organizativas similares a las del sistema solar, y este a su vez gira con su masa de estrellas y lunas, la Vía Láctea, en algún rincón de uno de los brazos galácticos, alrededor de un núcleo cósmico, que los sabios astrónomos Mayas llamaron Hunab Kuh, el “Corazón del Cielo”, las estructuras humanas al organizarse en sociedades, obedecen también a un sistema de ordenación copiado de las estructuras atómicas y celestiales.
Como las moléculas y los sistemas galácticos, las comunidades, aldeas, barrios, pueblos, ciudades o megalópolis que no tomen en cuenta las leyes que gobiernan y sostienen la estructura de la que dependen, acabaran autodestruyéndose y desintegrándose, como lo hacen desde las mas pequeñas hasta las mas grandes formas de existencia en el Universo. No en vano los sabios de todos los tiempos nos han dejado como herencia el conocimiento de que “como arriba, abajo…”
Para construir, reconstruir o regenerar un sistema de convivencia o un tejido social, son imprescindibles ciertos criterios que permiten que todos los aspectos de la vida de un individuo, desde su nacimiento hasta su muerte, forman parte de una cadena, cuyos eslabones tienen que estar unidos entre sí, manteniendo una coherencia que permita a cada ser el sentirse y ser parte del mundo en que vive. La desarticulación o sentido de separatividad, provoca lo que una célula cancerosa produce en el tejido orgánico, ya que esta lo que en realidad hace es actuar contra el organismo que la sustenta, para acabar destruyéndolo.
De la misma manera que una célula cancerosa al multiplicarse echa a andar un proceso de expansión, contagio y eventualmente de autodestrucción, el sistema inmunológico de todo organismo vivo, molecular, vegetal, animal, humano, social, planetario o galáctico, por su mismo instinto de sobrevivencia reproduce las células bióticas que aceleradamente se aprestan para combatir el foco infeccioso y que buscan restaurar la salud del organismo del que forman parte.
Así como las células blancas o leucocitos se multiplican para defender al organismo humano del ataque de un cuerpo viral o de un ejército bacteriológico, cancerígeno o infeccioso, la sociedad humana genera un ejercito de células blancas, células sociales bióticas cuya función es, por un lado asegurar su propia sobrevivencia y por el otro contribuir a la regeneración del tejido social contaminado, que a su vez sustenta al organismo humano en su conjunto.
Las organizaciones civiles, Ong’s, fundaciones, asociaciones sin ánimo de lucro, y las redes de personas que buscan desde mediados del siglo pasado en la escala de sus posibilidades de contribuir a crear una sociedad sustentable, permanente, ecológica, pacífica y en armonía con su entorno, son el equivalente social de esas células bióticas.
El conjunto de este tipo de células sociales están creando, sobre todo desde finales del siglo recién terminado, un tejido informal, orgánico, de proyectos ecológicos, que más y más tienden a crear una estructura, o más bien una multiplicidad de estructuras sustentables entre las cuales podemos mencionar, las casas ecológicas y eco-granjas, los eco-barrios, las eco-aldeas, las Ciudades Verdes, y un nuevo proyecto de reordenación ambiental y social integral que fue bautizado desde principio de los años setenta como BIORREGIONALISMO.
Estos aun noveles conceptos y centros de experimentación se encuentran en este principio del siglo XXI en una fase de fortalecimiento, multiplicación y sobre todo vinculación en el ámbito local y planetario, para enfrentar una infección global, en gran parte provocada por nosotros mismos, que esta poniendo en peligro nuestra misma sobrevivencia como especie, que en última instancia es tan prescindible para la vida de nuestro planeta como cualquier otra.
El problema se agrava por el hecho de que nuestra inconsciencia colectiva también esta provocando serios cambios climáticos, desertificación de los suelos, envenenamiento de los mantos acuíferos, destrucción de la biosfera, y la extinción acelerada de numerosas especies y culturas que han convivido por milenios, y de las que depende la sobrevivencia de este ser vivo en el que habitamos y del que formamos parte, que los pueblos antiguos respetaban, cuidaban y adoraban y que hoy llamamos la Tierra, Gaia o la Pachamama.
Para poder fortalecer las células de un nuevo tejido social, es imprescindible como mencionamos antes, tomar en cuenta todos las fases de la vida de un ser humano, desde la concepción hasta la muerte, y replantearnos un cambio de raíz de la manera como vivimos cada una de las etapas intermedias.
REHABITAR NUESTRO PLANETA CON UNA CONSCIENCIA ECOLOGICA
A partir de la segunda mitad del Siglo XX, y como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y del inicio de la llamada Guerra Fría, surge en la humanidad la necesidad creciente de un organismo mundial para regular los conflictos entre naciones y bloques de poder continentales, que se plasma con la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año de 1949.
Con este primer paso, se hace evidente de que el concepto del visionario comunicador norteamericano Marshal McLuhan de que ¨ La Tierra es una aldea global ¨ había dejado de ser una previsión meramente futurista, para convertirse en una realidad irrefutable. Los limites geopolíticos que hasta entonces marcaban zonas de división y de aislamiento entre naciones, están dejando de cumplir con esa función histórica, ya que los logros y los problemas de nuestro planeta han dejado de ser la fuente de orgullo o de preocupación exclusiva de un solo pueblo, para convertirse en los logros o problemas de toda la humanidad.
Nace así la primera generación de seres humanos con una conciencia global, y paulatinamente, con el transcurso de las últimas cinco décadas, el nacimiento de una Nueva Cultura Planetaria de Paz, impulsado por una cadena de avances tecnológicos cada vez mas acelerados y sofisticados, sobre todo en los campos del transporte y de la comunicación.
Nuestro planeta se ha transformado en menos de cincuenta años, en una intrincada red de vías terrestres, marítimas, aéreas y cada vez mas, de vías cibernético-satelitales, que sumadas a las vías de correos, telegráficas, radiotelefónicas, televisivas, electrónicas y de Internet, han establecido un circuito de comunicación y de intercambio de información inmediata y simultanea, entre prácticamente todos los habitantes de la Tierra.
Es incuestionable que las ventajas que dicho proceso nos han traído son incalculables, pero es de vital importancia comprender y hacernos conscientes también, de que el concepto de globalización trae consigo sin embargo enormes retos que de no ser superados, ponen y pondrán cada vez mas en peligro el futuro de nuestra especie.
Nuestras ciudades, y sobre todo las grandes capitales del mundo, se han convertido en descomunales ollas de presión, que ningún gobierno, por mejores intenciones que tenga, es ni será capaz de controlar en las próximas décadas de este siglo XXI. El crecimiento exponencial de la población mundial, como todos sabemos, esta provocando un crecimiento exponencial y completamente desordenado de los centros urbanos, que como verdaderos cánceres en expansión, están contribuyendo a la destrucción acelerada de todos los organismos que los sustentan.
Como expusimos anteriormente, de la misma manera que una célula cancerosa al reproducirse y crecer comienza a infectar y destruir los órganos en los que se desarrolla, y con ello termina matando el cuerpo en el que habita y del cual depende, las grandes ciudades hoy en día están consumiendo y destruyendo a una velocidad cada vez mayor todos los recursos naturales a su alrededor, teniendo que recurrir cada vez mas a mayores y mayores cantidades de insumos para tratar de satisfacer las necesidades de una población que crece cada día de una manera incontrolable.
Si no aprendemos de las lecciones del pasado y no reaccionamos ante las serias señales de alerta que cada día se hacen más evidentes en todo el planeta, llegará el momento que la inconsciencia colectiva de nuestra especie no podrá evitar que las tendencias autodestructivas del modelo dominante de desarrollo que sustenta el paradigma actual lleven a un fin dramático a nuestra civilización global.
Si tales previsiones parecen como catastrofistas para algunos, basta que recordemos cual fue el destino de culturas grandiosas que apenas ayer alcanzaron niveles enormes de progreso, que crearon como los Mayas, los Incas, los Aztecas, los Griegos, los Romanos, la misma España, los Hindúes y los Chinos o más recientemente los Tibetanos, ciudades maravillosas en donde se desarrollaron arquitecturas, ciencias, formas de gobierno, centros educativos, comerciales, artísticos y religiosos, logros materiales y espirituales que aun hoy en día nos siguen asombrando.
La pregunta sin embargo, cuando nos damos cuenta que de ese pasado glorioso tan solo quedan hoy vestigios y ruinas arqueológicas, es: ¿Por cuáles razones desconocidas dichas civilizaciones acabaron convertidas en el espacio de tan solo unas pocas décadas, en montones de escombros semi cubiertos por las selvas, el polvo y el olvido?
¿Cuántas de esas ciudades habrán desaparecido como consecuencia de interminables y sangrientas guerras civiles.? ¿Cuántas por efecto las fuerzas destructivas o purificadoras de la Naturaleza? y ¿cuántas por la falta de previsión de sus habitantes y sus gobiernos, que al dejarlas crecer sin control ni planeación, acabaron depredando todos los elementos que las sustentaban.?
Grandes capitales de imperios, -de los que orgullosamente sus gobernantes se ufanaban de que el sol no se ponía, -que se quedaron sin bosques por la tala indiscriminada; sin ríos por la contaminación y el uso abusivo de agua para el riego; sin animales por la cacería sin respeto a los ciclos de vedas; sin tierras cultivables por la sobre-explotación, los monocultivos y las prácticas no regeneradoras de los suelos.
No es muy difícil imaginar que con la escasez, consecuencia de la imprevisión, habrán proliferado los problemas sociales, la violencia, el hacinamiento, el hambre, el fundamentalismo, la intolerancia y las guerras; se habrán acentuado hasta grados insoportables las distinciones sociales, y las ciudades habrán acabado siendo destruidas, quemadas o abandonadas por sus mismos habitantes desesperados, o por la codicia de sus propios vecinos.
Afortunadamente, no toda la humanidad padece de este estado de amnesia colectiva, y no es por ello casual que también, a partir de los años cincuenta, pequeños grupos de seres humanos comenzaron a tratar de buscar algunas soluciones a los crecientes problemas, algunos alejándose voluntariamente de las grandes ciudades para construir sus propias aldeas rurales, otros tratando de transformar las condiciones de sus hábitats en el seno de las mismas, pero en todos los casos, tratando de encontrar una visión integradora, para crear un nuevo tipo de asentamiento a escala humana.
DE LAS COMUNIDADES INTENCIONALES A LAS ECOALDEAS: Evolución y formación de la Red Global de Ecoaldeas
A través de los 1960´s, y hasta inicios de este nuevo milenio, han ido proliferando más y más una gran variedad de nuevos asentamientos, en los cuales todos los aspectos humanos, la habitación, la producción, el consumo, la organización del trabajo, el descanso, la vida social, el gobierno, la educación y la espiritualidad buscan integrarse de una manera más armoniosa y menos dañina para con el mundo natural y el entorno.
Las fuentes de inspiración vienen de diversas tradiciones de pensamiento y de experimentación como el socialismo utópico y libertario del siglo XlX que dio origen a múltiples tipos de comunidades igualitarias en distintos lugares del mundo y las comunidades religiosas de distintas culturas, como los ashrams en la India, los monasterios tibetanos o cristianos, los calpullis entre los aztecas, los ayllus andinos y docenas de asentamientos fundados en Norteamérica desde el siglo XVlll por grupos disidentes espirituales protestantes, luteranos, shakers, amishes, que en algunos casos persisten hasta nuestros días.
También es importante recuperar como antecedentes los ejemplos de los países comunistas del siglo pasado, que tanto en la Unión Soviética, como en China y Cuba entre otros, fueron creados con bastante éxito en muchos casos, al menos desde el punto de vista económico. Distintos modelos de granjas colectivas, koljos, sovjos y comunas rurales, como opciones, tanto productivas como sociales de agrupación humana, han también logrado sobrevivir a todos los enormes cambios producidos por sus posteriores desarrollos históricos.
Dentro de esas mismas corrientes, al crearse el estado de Israel en 1949, una gran cantidad de grupos sionistas, religiosos, socialistas y comunistas judíos, desplazados de Europa debido a las persecuciones nazis, comienzan a crear un nuevo tipo de asentamientos a lo largo y ancho del territorio, tanto para sustentar la independencia del nuevo estado, como por motivaciones espirituales e ideológicas, buscando crear un nuevo tipo de sociedad más sana y sustentable.
Nacen así los kibbutz y los moshavs, comunidades agrícolas de intención, que con el paso de las décadas se van transformando en verdaderos semilleros de experimentación social y económica, que no solo logran el milagro de convertir parte del desierto en verdaderos oasis de producción agropecuaria, sino que además aportan a la vida cultural de Israel, a algunos de sus científicos, líderes políticos, artistas, intelectuales, deportistas y militares más brillantes. En la actualidad, cerca de medio millar de estos establecimientos, que han además ampliado su radio de acción a la producción industrial y turística, continúan siendo algunos de los bastiones que mayormente contribuyen al sostenimiento de la economía del país.
Todos estos modelos ofrecen además apoyo a que el desarrollo humano se realice de una manera saludable, sustentable y sostenible, permitiéndonos pensar en la posibilidad de que los mismos puedan continuar indefinidamente en el futuro. Muchos de estos pequeños centros de experimentación social han logrado no tan solo sobrevivir los difíciles años de prueba, sino que a últimas fechas, -con la crisis de la mayor parte de los megaproyectos, -han comenzado a ser internacionalmente reconocidos como modelos viables de crecimiento humano.
En efecto, las llamadas Comunidades Alternativas o Comunas integrales, Centros de Experimentación vivencial, laboratorios de utopía, kibbutzes y moshavs, granjas colectivas, ashrams y comunidades intencionales, sobre todo las fundadas a partir de los años sesentas y setentas, hoy en día son considerados, aun por los gobiernos de algunos países, como un terreno muy fértil de experimentación y como centros de entrenamiento donde sus integrantes no tienen temor de poner a prueba nuevas ideas, formas de vida, técnicas y tecnologías que eventualmente podrán ser integradas al resto de la sociedad.
Ejemplos de esto los podemos encontrar en la Federación de Comunidades Intencionales (Fellowship for Intentional Communities o FIC), originada por una Red de grupos inspirados por la filosofía conductista de B.F Skinner con su revista llamada precisamente COMMUNITIES, que desde finales de los años sesenta comenzó a publicar materiales relacionados a los procesos de formación y crecimiento de una comunidad de intención, es decir, creada no por destinos del azar o una misma identidad étnica o cultural, sino por una visión colectiva que permite la cohesión conciente de sus integrantes.
La FIC cuenta en nuestros días con un Directorio Internacional de Comunidades Intencionales que enlista a más de 500 experimentos sociales comunitarios tan solo en los Estados Unidos y más de 100 en otras partes del mundo, y que convoca periódicamente a encuentros nacionales e internacionales de representantes de esta RED para compartir y fortalecer sus distintas experiencias.
Otra Red de proyectos alternativos nació a principios de los 1970’s, simultáneamente en los alrededores de San Francisco, California y en los llamados Montes Ozarks en el centro de los Estados Unidos, que se agrupó bajo el nombre de Congreso Biorregional de Norteamérica (NABC) y que mantiene en contacto a centenares de individuos, organizaciones e instituciones comprometidas con la construcción de un modelo de crecimiento armónico y sustentable a nivel local y planetario.
La palabra “ Biorregión” sirve para definir un área geográfica por sus límites naturales y no por las fronteras políticas y artificiales creadas por el ser humano. Una biorregión se distingue tanto por su fauna, flora, clima, cuencas de sus ríos, sus costas, montañas y su tipo de suelo particular, como por las culturas humanas que habitaron en ella desde hace siglos o milenios, hasta los asentamientos más recientes que se ubican dentro de sus límites naturales.
El biorregionalismo como movimiento de recuperación de la conciencia de rehabitar, ser partes y ser responsables del sitio donde vivimos, durante los últimos treinta años ha ido creciendo a través de toda Norteamérica, incluyendo Canadá y México, y cuenta con una red cada vez más amplia de grupos, revistas, proyectos, directorios y movimientos afines en Europa, Nueva Zelanda y Australia.
En el año de 1996, tuvo lugar el Primer Encuentro Biorregional de las Américas, en el campamento de Metztitla, Tepoztlán, México, que reunió a cerca de 1200 biorregionalistas no solo de Norte, Centro y Sudamérica, sino a docenas de representantes de similares redes de Europa, Israel y Australia. Con el propósito de extender esta red al sur del continente, la Caravana Arcoiris por la Paz, fundada en México en 1996, ha realizado en su recorrido por Suramérica un primer encuentro biorregional en la Gran Sabana, Venezuela, en el invierno de 1998, otro en el sudoeste Antioqueño, Colombia a finales de 1999 y un tercero en el poblado de Paute, Cuenca, en Ecuador en el verano 2001. Mas recientemente, la Caravana ha realizado un Consejo de Visiones para la accion Biorregional en el valle de Urubamba, Peru, en septiembre del 2003 y un Consejo de Accion Biorregional en Santiago de Chile, en diciembre del 2004.
Igualmente tenemos el caso de la llamada Nación del Arcoiris, movimiento social comunitario nacido a principios de la década de los setenta, heredero de la generación y filosofía hippie de los años sesentas y que a mas de treinta años de su fundación en los Estados Unidos, se ha extendido hoy en día a Canadá, México, Brasil, Guatemala, Costa Rica, Bolivia, Chile, Argentina; a todos los países de Europa incluyendo Rusia y la mayor parte de los países de Europa Oriental, a Israel en el Medio Oriente, Sudáfrica, la India, Turquía, Nueva Zelanda y Australia.
Cada una de las redes de la Nación del Arcoiris es autónoma de las demás, y cuenta con sus propias revistas, servicios de comunicación por Internet, sus directorios de Comunidades Arcoíricas y sus encuentros locales, nacionales, continentales e internacionales, en algunos de los cuales, cada año, se reúnen mas de 25,000 personas para celebrar, en un campamento ecológico en el corazón de la Naturaleza, la viabilidad y continuidad de su visión y de su proyecto.
Mas recientemente, Thomas Bertschi, un artista visionario de nacionalidad suiza, con el apoyo de un grupo de entusiastas colaboradores y después de diez años de investigación, logró publicar en 1999 el Primer Catálogo del Arcoíris (Der Erste Regenbogen Katalog), una bellísima recopilación en lengua alemana, a todo color, que reúne información actual de centenares de experiencias arcoíricas en los cinco continentes, y datos biográficos de los principales artífices de este movimiento de renovación de la conciencia planetaria
En Latinoamérica, uno de los grupos que ha sido pionero en la búsqueda de nuevos modelos sociales alternativos es la Comunidad del Sur, fundada en Uruguay en 1965, que continúa existiendo hasta nuestros días y forma parte de una recientemente creada Red de Comunidades Intencionales uruguayas llamada ¨7 GENERACIONES¨, cuyo objetivo es precisamente el de dejar un mundo mejor a las generaciones venideras y que recoge experiencias tanto en medios rurales como semi-urbanos y urbanos, que tienden todas a encontrar formas de vida que sirvan de transición hacia un gran cambio social donde la sustentabilidad sea uno de los aspectos primordiales del nuevo paradigma. Esta Red forma parte de la Red Americana de Ecoaldeas (ENA) de las cual trataremos un poco más adelante.
En Brasil, el movimiento de comunidades intencionales tiene sus orígenes a mediados de los setenta, cuando se creó la red ABRASCA (Asociación Brasileira de Comunidades Alternativas) y se comenzaron a realizar en distintos estados cariocas los Encuentros Nacionales de Comunidades Alternativas (ENCA´s). En dichos encuentros, organizados siempre por algunas de las comunidades de esa red, los participantes conviven por una semana en un campamento ecológico en medio de la Naturaleza, dedicándose a debatir y aprender de temas como agricultura ecológica, sustentabilidad, educación integral, terapias alternativas, salud a través de la alimentación, energía solar, tecnologías limpias y mejoras al medio ambiente.
Otro caso de gran interés para este creciente movimiento de conciencia ecológica en Sudamérica tuvo lugar en una pequeña ciudad llamada Bahía de Caraquez, no lejos de Quito, Ecuador. En el año de 1998, como consecuencia de una serie de catástrofes naturales, lluvias torrenciales a causa del efecto del Niño, avalanchas, deslaves y temblores, Bahía fue decretada zona total de desastre.
Con el apoyo de varias fundaciones pertenecientes a la red Biorregional de las Américas, y en especial de la Planet Drum Foundation de San Francisco, el Centro de Educación Ambiental Eco-Bahía inició sus trabajos de reforestación, y reconstrucción con tal éxito, que en el mes de febrero de 1999 convocó y llevó a cabo un Eco-Encuentro internacional, que concluyo con la creación histórica de la primera eco-municipalidad y la primera Ciudad Verde del sur del continente. El mismo título ya se le está aplicando a los poblados de Cotacachi, también en Ecuador y Curitiba en el Brasil
Cerca de 6,000 representantes de muchas de estas nuevas comunidades y proyectos de todas las distintas redes del mundo, tuvieron la oportunidad de encontrarse por primera vez y conocer sus mutuas propuestas en Brasil, en el año de 1992, cuando la Organización de Naciones Unidas (ONU), convocó a los lideres políticos de todo el mundo al Environmental Earth Summit, el famoso RIO 92´, en el que estos se comprometieron a organizar programas que llevarían a la humanidad hacia la sustentabilidad en el siglo XXI.
Si bien el encuentro de Río no fue muy conducente para llegar a un consenso entre los gobiernos en tópicos fundamentales para que las propuestas de la llamada AGENDA 21 pudieran implementarse, docenas de integrantes de los asentamientos a escala humana, que desde entonces comenzaron a ser conocidos como Ecoaldeas o Ecovillas decidieron continuar en contacto y comunicándose entre sí, para comenzar a crear algún tipo de red informal e internacional.
Más recientemente, la Red Global de Ecoaldeas recibió el reconocimiento ante la ONU como Consultante ante el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y en UNITAR (Instituto de Entrenamiento e Investigación de la ONU), participando en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable (también llamada RIO + 10) realizada en Johannesburgo, África del Sur en el año 2002.
En dicha reunión diez y ocho miembros de GEN montaron una exposición con libros, fotos, videos y talleres para los delegados y asistentes, en colaboración con la iniciativa Alianza EcoEarth, y participando en la asesoría del proyecto de Eco-Ciudad en Ivory Park creado con el auspicio de la Oficina Municipal de la Ciudad de Johannesburgo y la ONG sudafricana EcoCity Trust. Este modelo de vida ecoaldeana es un ejemplo de fusión de tecnologías vernáculas tradicionales e ideas y tecnologías suaves, no contaminantes, desarrolladas en los últimos años por el movimiento eco-comunitario en todo el mundo.
Por varias décadas, la mayor parte de estos tipos de nuevos asentamientos habían estado creciendo aislados los unos de los otros, enfrentando cada uno por si mismo los enormes retos de crear un modelo distinto en medio de una sociedad monocultural, cada vez más global, homogénea y totalizante. Sin embargo, en diferentes ocasiones, se llevaron a cabo intentos por lograr unificar o al menos crear una red mundial que facilitase el intercambio y el apoyo mutuo entre dichos proyectos, siendo la Fellowship for Intentional Communities (FIC) una de las más activas en tratar de lograrlo.
A resultas de esta y otras tentativas, un grupo de activistas de diferentes comunidades alternativas comenzó a reunirse a principios de la década de los noventa en Dinamarca con el propósito de hacer algo para acabar con el aislamiento entre biorregiones, naciones y continentes, con el apoyo de la fundación Gaia Trust y de la Asociación Danesa de Ecovillas que facilitaron los medios económicos y de comunicación para tejer una nueva red de proyectos que fue llamada la Red Global de Ecoaldeas, (Global Ecovillages Network o GEN)
En el año de 1995 GEN incluía ya a nueve comunidades-oficina: La Comunidad Findhorn en Escocia; The Farm en Tennessee, Estados Unidos; Lebensgarten en Alemania; Crystal Waters en Australia; Ecoville en San Petersburgo, Rusia; Gyürüfü en Hungría; el Proyecto Ladakh en India; el Instituto Manitou en Colorado, Estados Unidos y la Asociación de Ecoaldeas de Dinamarca, que fueron escogidas como integrantes de un grupo semilla, tanto por razones geográficas, como por la conciencia ecológica y espiritual de sus integrantes, por sus logros y por sus contactos con otras experiencias similares en la biorregión en que están ubicadas.
En Octubre de 1995, este grupo de comunidades colaboró en la coordinación de una conferencia internacional sobre ¨Ecoaldeas y Comunidades Sustentables¨ en Findhorn, que reunió a mas de 400 personas de cuarenta países, representando a centenares de proyectos alternativos en distintos grados de evolución y con distintas historias cada uno. A raíz de este histórico encuentro, y constatándose el enorme interés que el concepto despertaba, el movimiento mundial de Ecoaldeas comenzó a expandirse inmensamente.
Actualmente, existen tres Secretariados Internacionales de GEN: Uno para Oceanía, Asia y Sudáfrica con sede en Australia; otro para Europa y Medio Oriente con sus oficinas en Italia; uno para las Américas en los Estados Unidos (Red de Ecoaldeas de las Américas -ENA), un Subsecretariado para Oceanía, con sede en Sarvodaya en Sri Lanka, y una oficina con sede en Dinamarca que actúa hasta el momento como grupo de enlace con la Fundación Gaia Trust
En años más recientes nuevos proyectos eco-comunitarios biorregionales se han afiliado a GEN, como la Asociación Gaia de Argentina; la Ecoaldea Huehuecóyotl de México; el International Institute for Sustainable Future en Bombay, India; la Sirius Community en Massachusetts, la red de ecoaldeas del movimiento de paz Sarvodaya, inspirada por el modelo de Ghandi localizadas en Sri Lanka en el Sudeste Asiático, una oficina en Turquía en conjunto con el Movimiento Nacional de Kibutzes Verdes de Israel en el Medio Oriente que sumados a una gran cantidad de otros, se están integrando poco a poco la Red Global. Además de las reuniones de GEN anuales, las distintas redes continentales realizan también encuentros periódicos para tomar decisiones autónomas con respecto a las necesidades de las ecoaldeas ubicadas en cada biorregión
En su encuentro anual realizado en Ontario, Canadá, en el otoño de 1998, la Red de Ecoaldeas de las Américas (ENA) optó por crear ocho sectores regionales en el continente, correspondiendo uno para Mesoamérica, con un miembro de Huehuecóyotl actuando como su representante provisional; otro para el Caribe; uno para el Este y otro para el Oeste de los Estados Unidos; uno para el Norte de América del Sur, con sede en la Reserva Integral Sasardi, en el Uraba Antioqueño de Colombia; otro para el sur del continente con dos representantes localizados en Argentina y Uruguay, uno para el Brasil y el octavo para Canadá.
Durante la reunión de ENA que tuvo lugar en Colorado, en el otoño de 1999, por la primera vez las ocho regiones tuvieron la oportunidad de enviar a sus representantes, para crear un Consejo Coordinador de Ecoaldeas en las Américas, cuyo propósito es el de fortalecer, vincular entre sí y ampliar el movimiento a nivel continental, y asegurar un mejor entendimiento y cooperación Norte-Centro-Sur.
La siguiente reunión, en el año 2000, convocada por la Caravana Arcoiris por la Paz y la Red Colombiana de Ecoaldeas tuvo lugar por primera vez en América del Sur, en Colombia, teniendo como sede la Reserva Integral Sasardí, en el Chocó Colombiano. Este proyecto fue fundado a mediados de la década de los 1980´s y constituido como Fundación Darién en 1993 y como Ecoaldea desde 1999. En este país existen además otros proyectos históricos, entre los cuales él mas conocido y más antiguo es el de Gaviotas, situado en los Llanos Orientales, fundado en 1971 por Paolo Lugari y por un grupo de visionarios y técnicos colombianos.
En Venezuela, a partir del encuentro de ENA en Colombia, fue creada la Red Venezolana de Ecoaldeas, que agrupa a varios centros, grupos e individuos, capacitados por los integrantes de la Caravana Arcoiris por la Paz, y que a su vez, a través de cursos, conferencias, convivencias, encuentros y publicaciones, están realizando una labor importante de difusión de esta visión por todo el país.
Igualmente, en estos últimos años en el Caribe se han ido identificando proyectos locales para fortalecer las redes biorregionales alternativas y las futuras Redes de Ecoaldeas en Cuba, Puerto Rico, Jamaica y la república Dominicana.
En el mes de septiembre del 2003, la Caravana Arcoiris, con el auspicio de GEN y ENA, convoco y realizo dos encuentros a los que acudieron representantes de ambas redes internacionales, en el valle sagrado del Urubamba, Peru. Dicho evento se hizo en conjuncion con el Llamado del Condor, un Consejo de Visiones para la Accion biorregional, al que asistieron mas de 700 personas de 35 paises del mundo. Una ecoaldea temporal de paz fue creada para recibir y hospedar por una semana a los participantes, y de dicho evento surgieron, entre otras iniciativas de este genero, la Red Biorregional del Peru y la Red Arcoiris de Chile.
Un ano mas tarde, en diciembre del 2004, la Red Arcoiris Chilena, con el apoyo organizativo y logistico de la Caravana Arcoiris, realizo un primer Consejo de Accion Bioregional en una Aldea de Paz situada en el Apu Wechuraba, un parque metroplitano y centro ceremonial de las culturas originarias aymara, mapuche y rapa nui en el corazon de la ciudad de Santiago de Chile. Para tomar parte de las muchas actividades que tuvieron lugar a lo largo de nueve dias, en este Llamado del Arcoiris, desfilaron y participaron mas de 600 personas de distintas redes alternativas y movimientos sociales de Chile.
En el mes de septiembre del 2005, la red de Comunidades Alternativas de Brasil (ENCA), los representantes de ENA/Brasil, del Instituto de Permacultura del mismo pais, del Movimiento de Paz de 13 Lunas y de un amplio espectro de grupos provenientes de sus distintas biorregiones, con el apoyo de la Caravana Arcoiris, han convocado a otro encuentro internacional denominado El Chamado do BeijaFlor, que tendra lugar en una ecoaldea situada en la biorregion de Alto Paraiso.
El concepto de montar campamentos ecologicos temporales disenados como ecoaldeas ceremoniales de Paz, que la Caravana ha venido poniendo en practica a lo largo de sus viajes, esta siendo replicado en estos ultimos anos por distintas redes de cambio de las Americas.
Los organizadores de eventos como el Primer Foro Social Chileno, que tuvo lugar en noviembre del 2004 en Santiago de Chile, como contrapropuesta a la reunion de la APEC, y del Foro Social Mundial, realizado en enero del 2005 en Porto Alegre/Brasil han ofrecido recientemente espacios para materializar ese “otro mundo posible,” experiencias que estan contribuyendo de una manera didactica a la tarea colectiva de reconstruccion planetaria con la que una parte cada vez mayor de seres humanos estamos comprometidos.
CRITERIOS BÁSICOS PARA EL DISEÑO DE UN PROYECTO DE ASENTAMIENTO ECOLÓGICO Y SUSTENTABLE.
Los asentamientos de la mayor parte de la población en el mundo, tanto en zonas rurales como en las zonas urbanas, pueden clasificarse en: comunidades indígenas tradicionales, fincas o granjas aisladas de campesinos, veredas, aldeas, pueblos con sus barrios, ciudades de distintos tamaños y metrópolis o megalópolis.
Con excepción de un numero cada vez mas reducido de las primeras, esencialmente compuestos de una población que se dedica a la pesca, caza y en pequeña escala a la agricultura de subsistencia, y que conservan todavía una relación armónica y equilibrada entre sus habitantes nativos y su medio ambiente, y de las pequeñas comunidades agrícolas, veredas o aldeas que todavía no han sido demasiado contaminadas por la cultura dominante, la mayor parte de los pueblos, barrios y ciudades del mundo difícilmente podrían catalogarse como asentamientos humanos sustentables. A mayor densidad y tamaño, mayor grado de desorden, mayor consumo de recursos, mayores problemas sociales y ambientales y menor grado de conciencia ecológica de sus habitantes.
Tal aseveración puede fácilmente ser comprobada con una medición correcta de los niveles de contaminación y la calidad de los cuatro elementos componentes de toda forma de vida en nuestro planeta; el agua, el aire, los suelos y los tipos de energía utilizados en cada asentamiento humano.
No viene al caso en este estudio hacer hincapié en los datos y estadísticas que arrojan esas mediciones en la casi totalidad de las ciudades del mundo. Nuestro propósito es el de tratar de establecer cuales criterios podrían ser aplicados para planificar nuevos asentimientos ecológicos o cómo iniciar un proceso paulatino de recuperar y reordenar los existentes con el propósito de lograr su reconversión sustentable en un futuro que no puede ser muy lejano, tareas que pueden ser realizadas con la aplicación de un sistema de diseño arquitectónico integral que se denomina la PERMACULTURA .
La Permacultura es un concepto práctico, aplicable desde el diseño del jardín de un simple hogar hasta el de una finca integral, desde la creación de un poblado o una ciudad, hasta para promover la restauración de los ecosistemas de las regiones más remotas de la selva. Inspirada por las ideas y prácticas de Masanobu Fukuoka y de su libro “ La Revolución que inicia en una brizna de paja”, la Permacultura es definida y desarrollada posteriormente por Bill Mollison y David Holmgren en Tasmania, Australia, a mediados de los 1970’s.
El sistema de Permacultura nace originalmente como un modelo de agricultura sustentable, que con el paso de los años se ha convertido en una forma de organizar el conocimiento humano en un sistema de conexiones que integra las artes, la ciencia, la política, la antropología, la sociología y la sicología, para nutrir y diseñar ecosistemas productivos que tengan la estabilidad, diversidad y flexibilidad de los sistemas naturales.
La filosofía básica de la Permacultura es la de trabajar con la naturaleza y no contra ella, e implica la conciencia de que el ser humano no es superior al mundo natural sino una expresión mas de la vida, y que lo que le hacemos a las demás formas de vida nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Su meta es la de recrear modelos de asentamientos humanos que sean ecológicos, económicamente viables, que provean para la mayor parte de sus necesidades, que no exploten o contaminen su medio natural y que sean sustentables y sostenibles a largo plazo. De ahí su nombre perma-cultura, es decir una serie de métodos para crear ecosistemas que permiten la subsistencia de una cultura permanente.
La Permacultura se ha convertido en estos últimos veinte años en un movimiento internacional cada vez más extendido, con sus centros de entrenamiento, cursos y talleres, sus revistas, consultorías, literatura y asociaciones en los cinco continentes. Solamente en América Latina, existen Institutos de Permacultura en Argentina, Brasil, México, Uruguay, El Salvador, Chile, Cuba, Bolivia y Perú.
En 1996 fue creado en Bolivia en Instituto Latinoamericano de Permacultura, con la intención de agrupar todos los Institutos nacionales en una misma Red. En el mes de marzo del año 2000, la asociación Gaia de Argentina realizó el primer encuentro continental de instructores de permacultura en ese país, colaborando así en la difusión de una de las más importantes herramientas para crear una comunidad ecológica sustentable a largo plazo.
A continuación enumeraremos algunos criterios básicos para poder definir un asentamiento como ecológico, que sin ser necesariamente todos los existentes, nos pueden servir para darnos una orientación del grado de sustentabilidad del lugar en el que estamos o que queremos construir.
1- Construcciones ecológicas o aplicación del concepto de bio/arquitectura para todo tipo de habitaciones, familiares y de uso comunitario tanto desde el punto de vista de los materiales utilizados, como de su localización, orientación, ventilación, termicidad, uso de tecnologías domésticas apropiadas y equilibrio en cuanto a la densidad de población que las habiten o utilicen.
2- Uso de la Permacultura como la principal herramienta para el diseño de espacios, análisis y planeamiento del lugar, usos del terreno para optimizar su uso, observación de los patrones y ciclos de la naturaleza, áreas verdes protegidas y de reserva, áreas de alto y bajo impacto ambiental, planeación biorregional, corredores y senderos como partes integrales de un concepto de Urbanismo Ecológico Unitario. Mejoramiento de suelos, control de erosión y reforestación.
3- Abundancia de calles peatonales y ciclovías, y calles estrechas y cerradas para evitar la afluencia de vehículos motorizados. Parqueaderos colectivos que incluyan servicios de partes, de reparación y de abastecimiento de combustible para los vehículos. Fomentar la investigación, producción y uso de transportes colectivos y no contaminantes, control efectivo de emisiones vehiculares, industriales y de empresas de servicios para mantener la calidad del aire.
4- Sistemas energéticos renovables. Paneles y calefacción de agua solares, molinos de viento, plantas hidroeléctricas, geotérmicas, mecánicas, cuando es posible, y sobre todo conservación de energía. Reducción del uso de hidrocarburos y sustitución por combustibles más limpios como el gas natural, hidrógeno, alcohol, baterías solares y recargables, etc.
5- Tratamiento biológico de aguas grises y negras, reutilización de las mismas en jardines y huertos, acuacultura y plantas acuáticas comestibles. Paisajismo comestible y estético en las áreas comunes, drenajes naturales para aprovechar mejor el escurrimiento de las aguas de lluvia, cisternas y sistemas domésticos y colectivos de captación de las mismas, redes de distribución bien planeadas y mantenidas. Protección de manantiales, ríos, arroyos, costas y manto freático para evitar su contaminación. Substitución de sistemas de letrinas y fosas sépticas, por biodigestores, letrinas composteras o letrinas gato y otros sistemas alternativos. Uso de detergentes biodegradables y eliminación de fuentes de producción y uso de desechos químicos o radioactivos.
6- Centros de acopio y programas eficientes de sensibilización y educación de la población para lograr un sistema de reciclaje apropiado. Separación de metal, vidrio, papel, baterías, telas, plásticos y compostas y reaprovechamiento de dichos desechos en la fabricación de artesanías, nuevos productos, reparación de aparatos, tiendas de segunda mano, etc. Ley de las tres “R”: reducción, reciclaje y reuso.
7- Producción local de alimentos orgánicos, uso y recuperación de espacios comunales, corredores verdes, abonos orgánicos de las compostas para hortalizas, huertos familiares y comunales, viveros, panaderías, producción de conservas, apicultura, piscicultura, y cuando es posible, producción de leche, quesos, huevos y carne orgánica también. Protección de zonas de reserva de bosques primarios en las inmediaciones del asentamiento, regeneración y recuperación de zonas desertificadas. Restricción de producción y uso de substancias contaminantes en las zonas agrícolas: pesticidas, insecticidas, defoliantes, y regulación de plagas mediante métodos naturales para mantener la calidad de los suelos. Diseño de cortinas de viento y producción de árboles para leña y construcción.
8- Economías sustentables. Impulso a las microempresas y empresas familiares, tiendas cooperativas de bienes y servicios, artesanías, financiamiento de campañas comunitarias de reforestación y recuperación de ríos y barrancas, sistemas de cajas de ahorro comunitarias, mercados del trueque, talleres colectivos, centros de acopio y reciclaje de materiales de construcción. Implementación del sistema de LETS (sistema de trueque e intercambio local) que permite un comercio de bienes y servicios sin uso del dinero, por medio de un esquema de créditos y puntos en una base de datos computarizada. Impulso al diseño y utilización de tecnologías apropiadas y de bajo impacto ambiental.
9- Organización comunitaria y administrativa. El concepto de escala humana permite una participación de todos los miembros de una comunidad y su compromiso responsable como partes integrantes del proyecto de Ecoaldea, Ecobarrio o Ciudad Verde donde habitan. De esa manera, la comunidad se apropia del proceso de toma de decisión por métodos democráticos como el consenso, para planear la construcción de sus nuevos edificios, determinar sus políticas comunitarias, resolver sus conflictos y acordar sobre la prioridad de todo tipo de proyectos materiales para el beneficio común.
10- Educación integral con énfasis en implementar programas y estrategias que enseñen a niños, maestros y padres de familia igualmente a relacionarse de una manera armónica y respetuosa consigo mismos, unos con los otros y con el medio ambiente. Implementación de formas educativas alternativas, casas-hogar y hogares comunitarios para madres que trabajan; talleres, escuelas de oficios, telesecundarias y centros de formación de adolescentes; recuperar los sistemas tradicionales de enseñanza entre aprendices y maestros, capacitación extramuros, becas e intercambios, centros de documentación, bibliotecas, videotecas.
11-Centros comunitarios, clubes, jardines, parques, restaurantes y cafés para actividades artísticas, culturales, recreativas, deportivas y espirituales, ni sectarias, ni agresivamente competitivas y para todas las edades. Promoción de festivales, celebraciones, actividades deportivas, carnavales, desfiles, paseos organizados, bailes y ceremonias que en un contexto de respeto mutuo por la diversidad de pensamiento, creencias, gustos, permita una mejor calidad de vida de los habitantes del asentamiento.
12- Centros de salud integral, que utilicen y estén abiertas a todo tipo de escuelas de medicina, alopáticas, bioenergéticas, homeopáticas y alternativas. Reconocimiento del saber tradicional indígena y de las nuevas terapias para diagnosticar, prevenir y curar enfermedades físicas, emocionales y mentales. Centros especializados y de rehabilitación para la mujer, l@s niñ@s y l@s ancian@s. Centros de educación y prevención de la salud y la drogadicción. Lugares y personal entrenado para cuidar a las gentes de la tercera edad, y para prepararlas a tener una muerte digna. Jardines Zen y camposantos para el descanso final de los pobladores de la comunidad.
13-Fomento del intercambio cultural dentro de la comunidad, con las comunidades vecinas y las de las distintas biorregiones y el resto del mundo a través de la radio y los sistemas de televisión comunitaria, periódicos y revistas locales, Internet y radio de onda corta, y mediante todo tipo de actividades culturales y deportivas. Apoyo mutuo en caso de desastres, participación en sus fiestas, etc. Igualmente con la creación de espacios comunitarios para albergar visitantes, posadas, hoteles, etc., y para impulsar, cuando las condiciones físicas y naturales del lugar son apropiadas, el Ecoturismo como fuente “limpia” y cada vez más importante de ingresos para la comunidad
A foto mostra um momento da presença da Caravana Arco Íris pela Paz em Manaus, na Amazônia, aparecendo à direita Alberto Ruz Buenfil, principal animador da Caravana, tendo ao lado Vandir Natal Casagrande, coordenador da Rede de Arte Planetária do Brasil, e Maria Yumiko Negishi, ativa participante do PAN de São Paulo
ESCALAS DE LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS
Una posible forma de definir la escala de un asentamiento humano de acuerdo a la densidad de su población, buscando de mantener los criterios de sustentabilidad sería la siguiente:
Casa ecologica (urbana o rural). De 1 a 7 habitantes
Ecogranja familiar. Entre 7 y 15 habitantes
Ecogranja multifamiliar. Entre 15 y 50 habitantes
Ecoaldea intencional. Entre 50 y 500 habitantes
Ecobarrio o ecourbanizacion. Entre 500 y 1,500 habitantes
Ecopueblo tradicional. Entre 500 y 5,000 habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (pequeña). Entre 5,000 y 50,000 habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (mediana). Entre 50,000 y 500,000 habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (grande). Entre 500,000 y 2,000,000 de habitantes
Metrópolis. Entre 2,000,000 y 10,000,000 de habitantes
Megalópolis. Más de 10,000,000 de habitantes
Las premisas para la existencia de una Ecociudad o una Ciudad Verde, de acuerdo a Tony Dominsky, especialista californiano en la planeación de las mismas, son: justicia social y prosperidad para sus habitantes y un ambiente natural saludable. Pensar en una ciudad de mas de 2,000,000 habitantes que pueda ser un asentamiento sustentable parece muy difícil de concebir, lo cual no implica que una metrópolis no pueda tener docenas de ecobarrios y de proyectos sustentables, y que mediante un proceso de multiplicación de los mismos pueda transformarse en un espacio vivible y que proporcione a sus habitantes una buena calidad de vida combinada con un bajo impacto ambiental.
Lo mismo puede decirse de las megalópolis, aunque sea aun más difícil de concebir los mecanismos apropiados para revertir sus procesos autodestructivos de crecimiento descontrolado. No olvidemos que una de las leyes de la ecología para tener una sociedad armónica y saludable son que “Lo Pequeño es Bello”, como lo indica el titulo y contenido del libro del filosofo y economista inglés E.F. Schumacher, publicado a mediados de los años ochenta.
La justicia social es la puerta de entrada a la sustentabilidad, ya que permite relaciones de confianza mutua y de cooperación entre los vecinos. La clave de la prosperidad comunitaria reside en la capacidad de crear empresas no competitivas y complementarias entre sí, que permitan que los insumos de las primeras provengan de la producción de las segundas, y que los desechos de las terceras, sirvan como insumos para las cuartas. Impuestos más altos a empresas contaminantes y consumidoras de recursos no renovables, e impuestos bajos y apoyos a las que fabrican artículos usando energías renovables y productos de reciclaje no contaminantes.
La salud humana y la salud del medio ambiente están directamente relacionadas, y por lo tanto, una mala salud del ser humano y de su medio repercuten en la salud de la economía y de la vida social de los mismos. Reducción, reuso y reciclaje siguen siendo las bases de una sociedad saludable y la concientización de estos principios esta comenzando a ganar aceptación en diversas ciudades del mundo.
Si bien no podemos todavía hablar de la existencia de una Ciudad Verde modelo en el mundo hoy en día, existen ciudades donde existen más espacios verdes que en otras, más ecobarrios o ecourbanizaciones, corredores ecológicos, centros de reciclaje, empresas sustentables, organizaciones no gubernamentales ecologistas y mayor conciencia ciudadana que en otras. Como dicen los sabios chinos, un largo camino empieza con pequeños pasos, y lo principal para realizar un cambio, es antes que nada tener la confianza en que este es posible.
CARAVANA ARCOIRIS POR LA PAZ: LA ECOALDEA NOMADA
Actualmente, se encuentra en el Sudamérica la Caravana Arcoiris por la Paz, un proyecto nacido en la Ecoaldea de Huehuecóyotl, México, en los años 1995-96, auspiciado parcialmente por el Consejo Biorregional de las Américas, por la Red de Ecoaldeas de las Américas y por la Red Global de Ecoaldeas. Uno de sus principales objetivos es el de servir como un grupo de enlace entre las distintas realidades alternativas y complementarias de Centro y Sudamérica, detectando individuos, grupos y organizaciones que estén trabajando en esta misma óptica, y el de colaborar en la ampliación de la red global de ecoaldeas y en el fortalecimiento de las redes biorregionales e internacionales.
La Caravana Arcoiris por la Paz, es un original modelo de ecoaldea nómada, reconocido desde la reunión e